Biden se la juega con su plan de infraestructuras a los seis meses de su llegada a la Casa Blanca

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

El presidente Joe Biden, en un acto en Virginia el viernes 23 de julio
El presidente Joe Biden, en un acto en Virginia el viernes 23 de julio Evelyn Hockstein | REUTERS

Su éxito dependerá de su capacidad para sacar adelante esta ley que él considera esencial para modernizar el país

25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ocho años, Barak Obama cruzó los primeros seis meses de su Gobierno con un 59 % de aprobación, - Biden, 50 % -. Al mes de llegar había firmado un plan de estímulo económico por 787.000 millones de dólares. Su ambiciosa reforma sanitaria avanzaba viento en popa. Y entonces llegó el receso de agosto.

Ese fue el momento en el que el sueño de un país se le escapó de las manos. Los legisladores volvieron a sus estados para reconectar con sus votantes y se encontraron con el Tea Party al micrófono, arremetiendo contra el gasto público. Cuando regresaron a Washington, muchos tenían claro que apoyar la reforma sanitaria sería un suicidio político. Y la versión que aprobó el Congreso al año siguiente estaba tan edulcorada que se demostró un fiasco.

Este lunes Biden tendrá una oportunidad de salvar esa trampa de la historia. La ley de infraestructuras lleva un mes en negociaciones a la espera de su votación en el Senado, donde el voto de calidad de la vicepresidenta podría salvar el empate para aprobarla por mayoría simple. Cualquier baja en la bancada demócrata acabaría de golpe con todo lo que el presidente tenga en la agenda, porque sería imposible obtener un acuerdo. 

Experiencia

El éxito de su Gobierno se medirá por su capacidad para aprobar esa ley que considera esencial para modernizar al país, y que se enfrentará a un nuevo voto tras haber fallado el amago del miércoles. Los once republicanos que alimentan el sueño bipartidista de Biden aseguran que están cerca de un acuerdo, desde hace más de un mes. El presidente dejó un paquete adicional para todo lo que no entra en las posibilidades bipartidistas, a cambio de que los conservadores de su partido se comprometan a votar por ella. Biden cuenta con la madurez y la experiencia legislativa necesaria para saber aparcar sus aspiraciones y evitar agitar el avispero de la polémica, como ocurrió con la reforma sanitaria. Eso es lo que habría pasado si hubiera impulsado la reforma migratoria, o la ley para contener la violencia de armas de fuego y reformar la policía.

De haber abierto esa caja de Pandora hubiera perdido todo su capital político frente a los fantasmas de un Tea Party. El presidente de más edad que ha llegado a la Casa Blanca prometió bajar la temperatura en Washington y demostró tener la paciencia y serenidad para lograrlo. Falta por ver si a esa temperatura puede cocinar la agenda que le permita descansar tranquilo al término de su mandato.