Xi Jinping, el primer presidente chino que visita el Tíbet en los últimos 31 años

La Voz REDACCIÓN

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El presidente chino, Xi Jinping, en una imagen de archivo.
El presidente chino, Xi Jinping, en una imagen de archivo. Wolfgang Kumm

El viaje coincide con la celebración del septuagésimo aniversario de la anexión de la región a China

24 jul 2021 . Actualizado a las 09:55 h.

El presidente de China, Xi Jinping, visitó durante los dos últimos días el Tíbet en un viaje oficial, el primero realizado por un jefe de Estado del país asiático a la región en 31 años. La última visita oficial de un presidente chino al Tíbet la realizó Jiang Zemin en 1990.

Según los medios oficiales chinos, que no informaron hasta ayer del recorrido, el mandatario comenzó el miércoles su visita a la región autónoma en Nyingchi, localidad fronteriza con la India, y ya el jueves, se desplazó a su capital, Lhasa.

De acuerdo al diario hongkonés South China Morning Post, el viaje se produjo con motivo de las celebraciones del septuagésimo aniversario de lo que Pekín denomina como la «liberación pacífica de Tíbet» cuando, después de la entrada en la zona de las tropas comunistas, se firmó el polémico Acuerdo de 17 puntos, por el que el territorio pasó a formar parte de la República Popular China, el 23 de mayo de 1951.

Aunque el Gobierno chino se refiere a este episodio de la historia tibetana como una «liberación», los tibetanos exiliados lo califican de invasión. La anexión es, para la mayoría de los tibetanos, una fecha trágica que dejó muchas heridas abiertas y un gran descontento popular.

Entre los objetivos del viaje se encontraban «la mejora de la estabilidad y el aumento del desarrollo», aunque las infraestructuras también protagonizaron la visita, como atestigua el hecho de que el máximo mandatario chino se trasladase entre Nyingchi y Lhasa en el tren que une ambas ciudades, siendo esta la primera línea ferroviaria electrificada del Tíbet, que entró en funcionamiento el pasado junio.

La región tiene una gran riqueza en recursos naturales y minerales, como el litio y el uranio. Además, es la meseta más alta y más extensa del mundo, y la fuente de la mayoría de los principales ríos de Asia, por lo que es un lugar clave para China, que ha ido reprimiendo los signos de identidad de un pueblo que ha mantenido pese a ello una cultura, un lenguaje —escrito y hablado— y una religión propia durante siglos.

En las últimas décadas han surgido protestas en rechazo a la destrucción de la cultura local y al trato del pueblo tibetano, pero al igual que durante la Revolución Cultural china en las décadas de 1960 y 1970, cualquier forma de protesta contra el Gobierno de Pekín ha sido reprimida.