En realidad, la baja participación es una preocupación común a todos los políticos, pero no han encontrado la fórmula para movilizar al electorado. Está previsto que haya un 64 % de abstención.
Para Emmanuel Macron, que dio un vuelco al marco político presentándose como la ansiada renovación que ponía fin al tándem izquierdas-derechas, ha sido un varapalo el récord de abstencionismo. Ha quedado claro que renovar los rostros de los responsables políticos no basta para recuperar al electorado. Tras el Consejo de Ministros de esta semana, Gabriel Attal, portavoz del Gobierno, reveló que Macron había hablado de la «abstención abismal» y que era consciente de que se trata de «una alerta democrática a la que habrá que responder».