Biden afronta en la cumbre con Putin un sinfín de desacuerdos bilaterales

L. Leal / R. Mañueco MOSCÚ, WASHINGTON / EFE, COLPISA

INTERNACIONAL

Soldados suizos instalan un cañón antiaéreo cerca del la villa donde tendrá lugar el encuentro entre Biden y Putin
Soldados suizos instalan un cañón antiaéreo cerca del la villa donde tendrá lugar el encuentro entre Biden y Putin MARTIAL TREZZINI | Efe

El presidente ruso enfría el encuentro al bromear sobre la acusación de asesino

15 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Joe Biden acudirá a la cumbre de Ginebra con la intención de tratar con mano dura a su homólogo ruso, Vladimir Putin, pero también de avanzar en un sinfín de desacuerdos bilaterales, dos propósitos difíciles de conjugar. La cumbre del miércoles en Ginebra entre los dos presidentes supone el mayor desafío diplomático del estadounidense: tendrá que plantar cara a un rival al que acusa de una retahíla de males mientras intenta contener la escalada con la mayor potencia nuclear.

«No estamos buscando un conflicto; lo que buscamos son formas de resolver unos actos [de Rusia] que creemos que no encajan con las normas internacionales», dijo Biden el domingo en Cornualles. Ha combinado ese mensaje medianamente conciliador con otro mucho más desafiante: una amenaza de más represalias si Rusia no cambia su comportamiento.

La cumbre llega tres meses después de que Biden describiera a Putin como un «asesino», y diez años más tarde de un encuentro entre ambos en el que el estadounidense, que entonces era vicepresidente, le dijo al ruso que «no tenía alma». Esos roces verbales auguran una cumbre mucho más fría que la que Putin mantuvo en el 2018 con Donald Trump, pero la verdadera fuente del conflicto no estará en la forma, sino en el fondo; en la sustancia de las decenas de problemas enquistados entre los dos países.

«Hay muchísimos desacuerdos sobre cómo pueden impactar la estabilidad estratégica temas como el ciberespacio, el espacio, la defensa de misiles y las nuevas tecnologías armamentísticas», dijo a Efe un experto en Rusia en el centro de estudios Wilson Center, Matthew Rojansky. Y las cosas se ponen aún más tensas si se tocan los temas de «Ucrania, Bielorrusia o el tratamiento de la oposición y los medios independientes dentro de Rusia» donde, recuerda Rojansky, hay «básicamente cero consenso».

Es de esperar que Putin se cerrará en banda si Biden le reprocha la situación de la oposición y la prensa independiente en Rusia, en particular el caso del encarcelado Alexéi Navalni, cuyo movimiento político acaba de ser ilegalizado por la Justicia rusa.

Una de las grandes prioridades para Biden es contener los ciberataques de los que acusa a Moscú, y en ese caso, la herida está reciente: en mayo, EE.UU. sufrió dos perpetrados con ransomware, que bloquea los sistemas informáticos hasta que los afectados pagan un rescate a los piratas.

Entrevista previa a la cumbre 

En la víspera de la cumbre, el jefe del Kremlin concedió una entrevista al canal estadounidense NBC. Según los fragmentos emitidos -este martes se difundirá entera-, uno de los momentos más tensos de la entrevista fue cuando Simmons recuerda a Putin que «el fallecido John McCain le llamó asesino en el Congreso. Cuando al presidente Trump le dijeron que usted es un asesino, no lo negó. Al ser preguntado Biden si cree que usted es un asesino, afirmó que sí, que así lo piensa». A continuación, el periodista le pregunta de forma directa al primer mandatario ruso: «señor presidente, ¿es usted un asesino?».

La reacción inmediata de Putin fue soltar una carcajada, pero eludiendo responder claramente con un «no» tajante. «Durante mi mandato, me he acostumbrado a todo tipo de ataques, desde todas partes y ámbitos distintos, bajo diferentes pretextos y razones, de variado calibre y crueldad, y esto no me sorprende», respondió. Según sus palabras, la opinión que Biden expresó en marzo tachándole de «asesino» forma parte «de la cultura subyacente, por ejemplo, la etiqueta Hollywood, en donde se alaba el comportamiento macho». Putin cree que tales expresiones «trascienden al arte cinematográfico (...) y se consideran normales en Estados Unidos, pero, por cierto, aquí en Rusia no».

Viendo que se iba por las ramas, Simmons le reprochó que no había contestado a su pregunta, a lo que Putin contestó que sí. «He respondido y quiero, si me deja, agregar también que he tenido que escuchar decenas de acusaciones parecidas durante situaciones alarmantes y peligrosas para Rusia». Se refirió a la guerra en Chechenia y subrayó que, en tales momentos comprometidos, «siempre me guío por los intereses del pueblo ruso y del Estado. Los sentimientos en cuanto quién califica a quién y qué tipo de etiquetas le pone no es algo que me preocupe en absoluto».

Navalni

Así que el periodista enumeró los casos de opositores que fueron asesinados o sufrieron atentados, añadiendo aún más tensión a la entrevista cuando le espetó si todas estas muertes «¿son una coincidencia?». «No quiero parecer grosero, pero esto es como una indigestión, pero en términos verbales. Sí, ha mencionado a muchas personas que realmente sufrieron y murieron en diferentes momentos por diferentes causas y por culpa de gente distinta», señaló el jefe del Kremlin sonriendo de nuevo, pero subrayó que «en Rusia no tenemos la costumbre de matar a nadie».

En marzo, cuando Biden llamó «asesino» a Putin, éste ya reaccionó entonces con aplomo y tono burlón. «El que lo dice lo es», afirmó el presidente ruso. A su juicio, «no se trata de una expresión infantil, no es una broma. Tiene un sentido psicológicamente profundo porque siempre vemos en los demás nuestras propias cualidades, pensando que son como nosotros». «En la historia de cualquier país podemos encontrar eventos graves, dramáticos y sangrientos. Pero cuando nos referimos a otra persona, cuando hablamos de otros estados y otros pueblos, siempre nos estamos como mirando al espejo», recalcó.

Putin se refirió a su principal oponente político, Alexéi Navalni, que cumple actualmente una condena de dos años y cinco meses de prisión y fue envenenado con el agente tóxico de uso militar novichok en agosto del año pasado en la ciudad siberiana de Tomsk. Negó que nadie haya querido acabar con la vida del líder opositor. Afirmó también que en la cárcel «recibe el mismo trato que cualquier otro preso».

Simmons le inquirió también sobre los ciberataques lanzados desde Rusia contra Estados Unidos, a lo que el presidente ruso respondió que «hemos sido acusados de todo tipo de cosas, injerencia electoral, ataques cibernéticos, etc. Y ni una sola vez, ni una, se molestaron en presentar algún tipo de evidencia o prueba, sólo acusaciones infundadas». «Esto empieza a ser ridículo», añadió.

Putin fue interrogado además sobre la posibilidad de un intercambio de presos con Estados Unidos. Tal idea fue propuesta en declaraciones a la televisión CNN a principios de mes por el exinfante de Marina norteamericano Paul Whelan, que cumple en Rusia una condena de 16 años de prisión por espionaje. La cuestión está incluida en la agenda de la cumbre y el jefe del Kremlin sostiene estar a favor de tal intercambio, aunque señaló que «el número de ciudadanos rusos que están en cárceles de Estados Unidos es muy superior al de norteamericanos en Rusia, las cifras resultan incomparables».

Las familias de dos condenados por la Justicia estadounidense, el traficante de armas, Víctor But, «el mercader de la muerte», y Konstantin Yaroshenko, contrabandista de estupefacientes confían en que se produzca el canje.