Starmer le replicó que sólo hay cuatro opciones: que las obras las hayan pagado los contribuyentes, el Partido Conservador, un donante privado o el propio primer ministro.
«Creo que la gente verá muy raro que se centre en este asunto en lugar de en los planes de los laboristas para mejorar la vida de los ciudadanos», contestó Johnson.
El laborista no estaba dispuesto a soltar la presa, después de muchos meses de plácidas sesiones de control para Johnson, y le espetó si cree que se ha violado alguna regla o ley con el acondicionamiento de su casa.
Para esquivar de nuevo los dardos del líder de la oposición, el primer ministro salió por la tangente y sacó a relucir las ambigüedad de Starmer sobre el Brexit y la exitosa campaña de vacunación de su Gobierno.
Las revelaciones de Cummings, detrás del caso
Las dudas sobre la reforma del apartamento oficial se dispararon el pasado viernes, cuando el antiguo superasesor de Johnson e ideólogo del Brexit, Dominic Cummings, acusó al primer ministro en un incendiario mensaje de haber buscado en 2020 que «donantes pagasen en secreto» los trabajos y aseguró haberle advertido entonces de que ello sería «probablemente ilegal».
Los primeros ministros reciben por ley hasta 30.000 libras (34.500 euros) para dejar a su gusto la residencia oficial de Downing Street. Sin embargo, los medios especulan que la reforma emprendida por Johnson y su pareja, Carrie Symonds, se elevó muy por encima de esa cantidad.
Según el tabloide Daily Mail, el matrimonio pagó unas 58.000 libras adicionales (66.000 euros).
Las cantidades no son astronómicas, pero en una democracia donde las buenas prácticas formales son escrutadas minuciosamente, el cumplimiento del llamado Código Ministerial -que castiga duramente por ejemplo las mentiras en sede parlamentaria- se vigila de cerca y puede poner a Johnson ante un aprieto inesperado.
Este escándalo, que se suma a otras incómodas filtraciones para el primer ministro en los últimos días, como la de que dijo preferir «pilas de cadáveres» a decretar un nuevo confinamiento en octubre, llega además a solo ocho días de la celebración de elecciones locales y regionales en el Reino Unido.
Hasta el momento, las encuestas no han reflejado que el revuelo político haya afectado a las buenas perspectivas «tories» en estos comicios, pero la investigación oficial cargará de argumentos a los laboristas de cara a la campaña.