Juan Francisco Alonso
Irlanda del Norte ha vivido esta Semana Santa una ola de disturbios no vista desde el fin de la violencia sectaria entre protestantes y católicos a finales del siglo XX. Los incidentes han dejado más de medio centenar de policías heridos, decenas de detenidos, así como millonarios daños materiales, entre ellos varios vehículos de las fuerzas de seguridad y privados incendiados y vitrinas de comercios destrozadas.
Las noches del viernes y sábado las localidades de Belfast y Newtonabbey fueron escenarios de batallas campales protagonizadas por decenas de personas, presuntamente unionistas y en su mayoría jóvenes, que se han enfrentado a las fuerzas del orden. En Londonderry los disturbios cumplieron el sábado su quinto día consecutivo, de acuerdo con el diario The Independent. «Los agentes han sido objeto de un ataque orquestado, durante el cual jóvenes y adolescentes les han lanzado piedras, botellas, cócteles molotov y fuegos artificiales», denunció el comisario Darrin Jones a la prensa.