Francia conmemora dividida los 150 años de la Comuna de París

Beatriz Juez PARÍS / COLPISA

INTERNACIONAL

Figuras en cartón de participantes en la Comuna de París de 1871, en las escalera de la basílica del Sagrado Corazón en Montmartre
Figuras en cartón de participantes en la Comuna de París de 1871, en las escalera de la basílica del Sagrado Corazón en Montmartre MOHAMMED BADRA | Efe

Izquierda y derecha difieren sobre cómo recordar el movimiento insurreccional que gobernó durante 72 días la ciudad de París

18 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ciento cincuenta años después de la Comuna de París, la conmemoración de este episodio histórico divide a la izquierda y a la derecha en la capital francesa. Este movimiento insurreccional que gobernó durante 72 días la ciudad de París, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, es tan mítico como controvertido.

«Viva la Comuna», reza el grafiti que alguien ha pintado en la fachada de un edificio cerca del cementerio de Père-Lachaise de París, donde se encuentra el llamado Muro de los federados, símbolo de la lucha y el sacrificio de los comuneros.

Fotografía titulada «Ruinas de la Comuna: Auteuil», de 1871
Fotografía titulada «Ruinas de la Comuna: Auteuil», de 1871

En este cementerio, el 28 de mayo de 1871, 147 combatientes de la Comuna de París fueron fusilados por las tropas gubernamentales del presidente Adolphe Thiers como represalia por esta revuelta popular contra el poder conservador vigente. Sus cuerpos fueron echados a una fosa común abierta junto a ese muro al final de la Semana Sangrienta.

El nacimiento de la Comuna de París se explica por el descontento en la capital gala por la capitulación de Francia ante Prusia en la guerra franco-prusiana (1870-1871), el sitio de la ciudad durante cuatro meses por las tropas prusianas, las medidas impopulares del Gobierno de Thiers, la efervescencia de las ideas liberales y socialistas y el temor a que hubiera una restauración monárquica.

Todo comenzó el 18 de marzo de 1871. Ese día, París se alzó en armas después de que los soldados de Thiers intentaran quitarles los cañones a la Guardia Nacional, que habían sido comprados por los parisinos por suscripción popular para defender la ciudad de los prusianos. El Gobierno de Thiers huyó a Versalles y el Comité Central de la Guardia Nacional se instaló en el edificio del Ayuntamiento de París. El 26 de marzo hubo elecciones a la Comuna de París, que fue proclamada oficialmente dos días después. El gobierno de la Comuna, que adoptó la bandera roja como símbolo en vez de la bandera tricolor, estuvo formado por jacobinos, blanquistas y socialistas internacionalistas.

Entre las medidas que tomaron destacan una moratoria en los alquileres, la suspensión de la venta de objetos depositados en el Monte de Piedad, la escuela gratuita obligatoria para niños y niñas, la suspensión del trabajo nocturno en las panaderías y la separación de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, otros proyectos, como una justicia gratuita o la entrega de los talleres abandonados por los patrones a asociaciones obreras, no pudieron llevarse a cabo por falta de tiempo.

Dos meses después de su proclamación, las tropas regulares del Gobierno de Thiers llevaron a cabo una represión brutal, del 21 al 28 de mayo, y retomaron el control de la capital, poniendo fin a la Comuna de París con un baño de sangre. Se desconoce el número exacto de muertos durante la Semana Sangrienta, entre 5.000 y 17.000 fusilados, según algunas estimaciones. Hubo detenciones en masa y miles comuneros fueron encarcelados o deportados a Nueva Caledonia.

Tras este «asalto a los cielos», como Karl Marx describió las aspiraciones de los comuneros, la Comuna de París fue un referente para muchos movimientos revolucionarios del siglo XX. Y lo sigue siendo.

Algunos chalecos amarillos, el movimiento que puso en jaque al Gobierno de Emmanuel Macron con sus protestas en las calles, llevaban escrita la fecha 1871 en sus chalecos fluorescentes. La Comuna de París sigue siendo para unos en Francia ese gran sueño de la democracia directa y de república social y universal, mientras que otros recuerdan de ella la insurrección contra el poder establecido, la ejecución de rehenes y los actos de vandalismo, como el derribo de la columna de la plaza Vendôme o el incendio de edificios históricos, como el palacio de las Tullerías.

Conferencias y exposiciones

El Ayuntamiento de París -gobernado por una alianza de socialistas, comunistas y Verdes- ha querido conmemorar estos días «a los comuneros militantes y a los parisinos anónimos que se movilizaron para crear la Comuna de París». Habrá conferencias, exposiciones, debates, lecturas, homenajes públicos, conciertos y representaciones teatrales sobre este primer gobierno de clase obrera del mundo.

Los comunistas consideran necesario celebrar la Comuna de París, que describen como «una experiencia única donde el pueblo de París tomó en sus manos su destino para vivir una experiencia de una República democrática, igualitaria y social, una República por el pueblo y para el pueblo».

La decisión de conmemorar el 150 aniversario de la Comuna de París no ha gustado, en cambio, a los políticos conservadores parisinos. «No bailamos al son de los muertos y los incendios», dijo Rudolph Garnier, consejero de París por el partido de Los Republicanos, quien alertó contra «el revisionismo feliz que nos proponen los comuneros del 2021».

Garnier ha acusado a la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, de «entonar una serie de contra verdades históricas» con el objetivo de unir a socialistas, comunistas y ecologistas de cara a su eventual candidatura a las elecciones presidenciales de 2022.

Los Republicanos también lamentan que la asociación de Amigos y Amigas de la Comuna de París 1871 se haya opuesto por razones ideológicas a la clasificación de la basílica del Sagrado Corazón como monumento histórico. Sus detractores consideran que esta basílica, situada en el barrio de Montmartre, se construyó para expiar los pecados de la Comuna de París.