Siria, del conflicto cruento a la guerra por sobrevivir

mikel ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

Campo de refugiados en el norte de Alepo
Campo de refugiados en el norte de Alepo MAHMOUD HASSANO | Reuters

Una década de lucha ha causado 380.000 muertos y 5,6 millones de refugiados

12 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en marzo del 2011 unos jóvenes de Daraa, al sur de Siria, escribieron en una pared «Tu turno ha llegado, doctor», Muhamed Subat acudía a sus clases de Psicología en la Universidad de Damasco. Tenía 21 años y ninguna inquietud política, pero no perdía de vista lo sucedido en Túnez, Egipto y Libia en la llamada Primavera Árabe y, sobre todo, no tardó en recibir noticias de las protestas en su Daraa natal.

En Siria se considera a Homs la «capital de la revolución», pero la chispa prendió en Daraa con esa pintada contra Asad y allí regresó Muhamed pasadas unas semanas tras ser expulsado de su facultad por asistir a manifestaciones en el campus. «Solo queríamos algunos cambios y por eso salimos, pero la respuesta fue brutal. Golpes, detenciones, torturas. Los ocho años siguientes los pasé en Daraa hasta que el Ejército sirio, con ayuda de Rusia e Irán, se hizo con el control del sur del país y tuve que abandonarlo», cuenta Mohamed desde Madrid, donde se ha convertido en uno de los 5,6 millones de refugiados que dejan estos diez años de conflicto en Siria.

A ellos hay que sumar los 6,5 millones de desplazados internos, lo que convierte a este conflicto en la mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Los muertos y desaparecidos? Imposible tener un recuento, pero desde el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) hablan de 380.000. Los bombardeos masivos han cesado. El 2020 fue el año con menos bajas desde el estallido de la guerra y ya no hay choques abiertos en las ciudades sirias, pero no significa que haya paz.

Asad, favorito a las elecciones

Bachar al Asad se mantiene en su trono gracias al apoyo de Moscú, Teherán y Hezbolá, y se presenta como el máximo favorito a repetir victoria de manera aplastante en los comicios presidenciales del verano. El presidente gobierna sobre una Siria en ruinas y dividida, con críticas al régimen incluso en los bastiones más leales, donde la dura crisis económica y la corrupción generalizada han hecho tambalear los cimientos de un sistema que hace aguas.

La nueva guerra a la que se enfrentan los sirios que siguen en el país es diferente a la que conocían. «Ahora estamos metidos de lleno en la guerra por la supervivencia, cuando caían morteros no me sentía tan frustrado y pesimista como ahora. La cosa está mala. ¡Ojalá se pudiera detener el reloj en marzo del 2011! Cada año que ha pasado desde entonces volvemos diez años atrás en desarrollo. Los que optamos por quedarnos en Siria, sin emigrar, nos arrepentimos. Pasamos hambre y frío, el pueblo está dando sus últimos suspiros», lamenta un funcionario público de Damasco, que ahora tiene que compaginar cuatro trabajos para intentar llegar a fin de mes. «¿Coronavirus? ¿A quién le preocupa el virus cuando no tienes para comer?», reflexiona.

Analistas como Charles Lister piensan que «no se puede decir que Asad haya ganado nada, simplemente sobrevive a costa de la sangre y miedo de los sirios, pero la estabilidad está lejos (...) Y no hay una verdadera reconciliación en las zonas recuperadas por el Gobierno, solo pura sumisión por la fuerza», según explicó en las páginas de Foreign Policy. El presidente prometió recuperar «cada pulgada» de territorio, pero está lejos de conseguirlo. La provincia de Idlib sigue fuera de su control y dominada por el brazo sirio de Al Qaida.