Washington, en estado de alerta por la paranoia conspirativa en torno a Trump

Esperanza balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

JOSHUA ROBERTS | Reuters

La policía del Capitolio pide alargar 60 días el apoyo de la Guardia Nacional

05 mar 2021 . Actualizado a las 09:14 h.

El Capitolio de Washington sucumbió este jueves al peligro de la paranoia conspirativa que recorre Estados Unidos. Casi dos meses después del asalto al edificio por parte de una turba de seguidores del expresidente Donald Trump, intoxicados con las teorías del movimiento extremista QAnon, las alarmas volvieron a sonar por un potencial segundo ataque que no se llegó a materializar. Ningún atacante potencial apareció por las calles de la capital estadounidense. Pero la respuesta del Pentágono dejó patente que la Administración Biden se toma muy en serio la amenaza del terrorismo doméstico.

Los servicios de inteligencia alertaron hace unos días sobre el presunto plan que un grupo de milicias organizaba a través de Internet para asaltar de nuevo el Capitolio bajo la creencia de que Trump iba a volver al poder este jueves, 4 de marzo. La Cámara de Representantes acordó suspender la sesión prevista para el jueves y la Guardia Nacional blindó los alrededores del edifico con 5.200 soldados. El Senado, por su parte, decidió proseguir con la agenda fijada.

La Policía del Capitolio solicitó este jueves extender durante dos meses la presencia del Ejército enviado al distrito de Columbia para responder a las posibles amenazas de los seguidores de QAnon. El Departamento de Defensa y su secretario, Lloyd Austin, estudiarán ahora si aprueban mantener el despliegue militar.

Teoría extendida

El presunto plan de los extremistas violentos era persuadir a miles de personas para que viajaran a Washington, para asistir a una imaginaria toma de posesión de Trump este jueves. El día elegido, el 4 de marzo, corresponde a la fecha original en el que los presidentes de EE.UU. juraban sus cargos entre 1793 y 1933, antes de la ratificación de la 20.ª Enmienda que la trasladó al 20 de enero. Esta teoría comenzó a extenderse en la red después de que los seguidores de QAnon vieran cómo el demócrata Joe Biden llegaba a la Casa Blanca, cuando, según sus creencias, el presidente saliente iba a llevar a cabo un ajuste de cuentas a una cúpula de políticos demócratas responsables de una red de pedófilos.

Los seguidores de estas teorías continúan con la mirada puesta en el Capitolio, ya que consideran que Biden le robó las elecciones a Trump y que los legisladores que certificaron su victoria merecen un castigo por traicionar a la nación. Las primeras conclusiones de la investigación de los fallos de seguridad del asalto estiman que serán necesarios 1.000 agentes de policía adicionales, según CNN.

Los demócratas impulsan su agenda progresista en el Congreso

La Cámara de Representantes acaba de aprobar la reforma de la policía estadounidense y la ampliación de los derechos de acceso al voto, dos de las promesas electorales estrella de la agenda progresista del presidente Joe Biden. Los dos proyectos de ley se encaminan ahora hacia el obstáculo del Senado, donde demócratas y republicanos están igualados 50-50, con el voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris. Sin embargo, en legislaciones divisivas como estas, los de Biden necesitarán 60 votos para superar el obstruccionismo republicano, un resultado poco probable.

La reforma policial es una respuesta a décadas de frustración por la injusticia racial en la aplicación de la ley. Bajo el nombre de ley George Floyd, cuya muerte a manos de la policía en Minnesota el año pasado provocó protestas en todo el país, el texto prohíbe utilizar las llaves de estrangulamiento y despoja a los agentes de la «inmunidad cualificada» que les protege de ser condenados por acciones desproporcionadas. Además, establece estándares nacionales para la labor policial por encima de las reglas de cada Estado. La reforma, ya fue aprobada el pasado verano, pero se quedó bloqueada en el Senado.

El segundo proyecto busca luchar contra las restricciones al voto impulsadas por los republicanos en diferentes estados. Una batalla que subyace en cada elección y que se recrudeció en los comicios presidenciales con las falsas acusaciones de fraude electoral por parte de Donald Trump. La reforma limitará el dibujo del reparto de votos electorales por distritos e introducirá más transparencia a la financiación de las campañas, reglas que dependen de cada uno de los territorios.