Birmania vuelve a protestar en masa tras los nuevos cargos contra Aung San Suu Kyi

Pablo M. Díez SHANGHÁI | COLPISA

INTERNACIONAL

Decenas de miles de personas bloquearon este miércoles el centro de Rangún
Decenas de miles de personas bloquearon este miércoles el centro de Rangún Reuters

Decenas de miles de personas se han manifestado en las principales ciudades contra el golpe de Estado del Ejército y se teme un baño de sangre como en 1988 y el 2007

17 feb 2021 . Actualizado a las 20:42 h.

Diecisiete días después del golpe de Estado, los birmanos no se rinden y siguen luchando por su joven democracia. Este miércoles ha habido nuevas protestas masivas y sigue la huelga general después de que los militares presentaran el día anterior más cargos contra la nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, jefa «de facto» del derrocado Gobierno. A la bizarra acusación de haber importado ilegalmente seis 'walkie-talkies' para la seguridad de su mansión se suma ahora otro delito bastante peculiar: haber violado la Ley de Gestión de Desastres Naturales. Para responder por estos supuestos delitos, Suu Kyi compareció el martes por videconferencia ante el tribunal, que fijó la próxima vista para el 1 de marzo.

Exigiendo su liberación, los líderes demócratas que todavía no han sido arrestados han llamado a una demostración de fuerza contra el Ejército. Mientras Kyi Toe, político de la Liga Nacional para la Democracia (LND), pedía «marchar en masa contra el golpe que ha destruido el futuro de nuestra juventud y de nuestro país», el activista Khin Sandar apelaba en Facebook a «reunir a millones para derribar a los dictadores», recoge la agencia Reuters.

Cada noche, durante el toque de queda, los militares cortan internet para que no se difundan sus redadas, en las que ya han sido detenidas más de 450 personas, según la Asociación de Asistencia a los Prisioneros Políticos de Myanmar, nombre oficial de Birmania. Entre ellos destacan numerosos políticos de la LND, el partido de Aung San Suu Kyi. Además, la liberación de miles de presos comunes de las cárceles ha desatado el terror en el país, ya que se cree que muchos de ellos están siendo utilizados por el Ejército para provocar incendios y desórdenes y amedrentar a la población. Para defenderse de ellos, se han formado patrullas urbanas que hacen rondas de noche en los pueblos y barrios.

Sin que ninguna de las dos partes ceda, la tensión va en aumento y se teme un estallido de violencia como en años anteriores, cuando el Ejército aplastó a sangre y fuego las protestas reclamando democracia de 1988 y 2007. «Temo que el miércoles tenga el potencial para una violencia mayor de la que hemos visto desde la toma ilegal del Gobierno el 1 de febrero», alertó el Relator Especial de la ONU para Birmania, Tom Andrews, quien advirtió de la llegada de más tropas a Yangón (Rangún). «Estoy aterrorizado de que dada la confluencia de estos dos acontecimientos, las protestas masivas planeadas y la convergencia de tropas, podamos estar a punto de que los militares cometan crímenes todavía mayores contra el pueblo de Myanmar», denunció Andrews, quien recordó que «en el pasado, tal movimiento de tropas precedió a asesinatos, desapariciones y detenciones a gran escala». Con el fin de impedirlo, hizo un llamamiento urgente a cualquier país con influencia sobre los generales, y sus negocios, para presionarlos y acabar con la «represión continuada del pueblo de Myanmar y de sus libertades básicas y derechos humanos».

Con la creciente presión internacional liderada por Estados Unidos y el Reino Unido, los birmanos siguen desafiando al Ejército. Con la excusa de que hubo un fraude en la arrolladora reelección del partido de Aung San Suu Kyi en noviembre, los militares han recuperado su tradición de dar golpes de Estado. Escarmentados por su medio siglo de dictadura, los birmanos no se creen sus promesas de que celebrarán nuevas elecciones libres y se echan un día más a la calle. Tal y como muestran las fotos difundidas por las redes sociales, que vuelven a funcionar tras el restablecimiento de internet, decenas de miles de personas se manifiestan de nuevo en las principales ciudades del país, como Naypyidaw, la capital, Yangón, Mandalay y Myitkyina, en el estado de Kachin. Como en los días anteriores ha habido enfrenamientos que han dejado numerosos heridos y al menos un muerto por impacto de bala, se teme que haya un nuevo baño de sangre en Birmania.