Los demócratas exponen los cuatro años de violencia dialéctica de Trump

Esperanza Balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El líder de la mayoría demócrata del Senados, Chuck Schumer, durante una conferencia de prensa en el Capitolio
El líder de la mayoría demócrata del Senados, Chuck Schumer, durante una conferencia de prensa en el Capitolio Europa Press

Ex altos cargos de las últimas Administraciones republicanas negocian crear un partido de centroderecha

12 feb 2021 . Actualizado a las 15:07 h.

Donald Trump ha acabado acorralado por sus propias palabras. Los seis años de tuits, mítines y declaraciones en apoyo a las acciones violentas de sus seguidores dibujan un camino de abrumadoras pruebas hacia el asalto del Capitolio del 6 de enero, que se saldó con cinco muertos y 140 policías heridos. Trump todavía no ha desmentido la falsedad del robo electoral con la que intoxicó a sus fieles para boicotear la certificación de la victoria de Joe Biden. Solo la inhabilitación que buscan los demócratas puede acabar con la posibilidad de que la historia se repita.

«El asalto fue el episodio más violento y peligroso, hasta ahora, en el patrón continúo de Trump de incitar a la violencia», advirtió el demócrata Jamie Raskin. La tercera jornada del segundo impeachment contra el expresidente fue una exhibición de la retórica bélica desplegada por Trump desde aquel 16 de junio del 2015 cuando bajó las escaleras mecánicas de su torre de Nueva York para anunciar su intención de aspirar a la presidencia. 

Los demócratas se remontaron al verano del 2018 cuando una joven murió atropellada por un admirador del mandatario que se abalanzó sobre los contramanifestantes tras una marcha de grupos de extrema derecha en Charlottesville (Virginia). Trump repartió la culpa entre «las dos partes». Fue la primera vez que defendió abiertamente a los «grupos más peligrosos» de EE.UU., recordó Raskin. Una veintena de miembros de estas milicias neonazis, como los Proud Boys o los Oath Keepers, acumulan delitos por su participación en el Capitolio. «Vinieron aquí porque el presidente les dijo que lo hicieran», recordó la congresista Diana Degette. Para demostrarlo, se vieron los vídeos grabados por ellos mismos y las confesiones al FBI tras ser detenidos.

La evidencia más aplastante fueron los ataques dirigidos por Trump contra la gobernadora de Míchigan, la demócrata Gretchen Whitmer, después de que el FBI detuviera en octubre a 13 miembros de una milicia de extrema derecha con un plan para secuestrarla. Cinco meses antes, sus fieles irrumpieron armados en el Capitolio de Míchigan para obligar a Gretchen a levantar las restricciones contra la pandemia. «Fue un ensayo general», dijo Raskin.

La acusación apoyó sus argumentos con las críticas al mandatario de sus antiguos empleados como el exsecretario de Defensa James Mattis o el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton, quien admitió que Trump tiene «sangre en las manos». Los demócratas buscan los 17 votos conservadores necesarios para la condena.

Disidencia en el Partido Republicano

Mientras, decenas de ex altos cargos de las cuatro últimas Administraciones republicanas (de Ronald Reagan a Trump), que consideran que el partido no está enfrentándose al expresidente y sus intentos de socavar la democracia estadounidense, negocian para irse del partido y formar un nuevo de centroderecha.

Más de 120 de ellos realizaron una reunión vía Zoom el pasado viernes para planear la escisión del partido.El plan sería presentar candidatos en algunas contiendas electorales, pero también respaldar a candidatos de centroderecha en otras, ya sean republicanos, independientes o demócratas.

Biden sigue alejado del juicio

Mientras, Biden sigue ajeno al juicio político y se centra en su agenda política. La última acción ha sido anular la orden de emergencia nacional impuesta por Trump para obtener miles de millones de dólares para construir el muro con México.