Un golpe militar acaba con la frágil transición democrática de Birmania

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

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Suu Kyi, detenida al igual que miembros del Gobierno, diputados e intelectuales, llama a la población a salir a la calle

01 feb 2021 . Actualizado a las 20:30 h.

Los militares rompen con una década de frágil transición democrática y recuperan el poder en Birmania. El jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, es el nuevo hombre fuerte del país asiático y como tal ha decretado el estado de emergencia por un año. El Ejercito califica de fraudulentas las elecciones del pasado noviembre que daban una clara mayoría a la Liga Nacional para la Democracia, el partido de Aung San Suu Kyi.

Este lunes, día en que se debía reunir el Parlamento salido de las urnas, Birmania regresa al pasado y despierta de nuevo bajo el total control de los militares. Los principales líderes de la oposición habían sido detenidos de madrugada, incluidos el presidente del país, Win Myint, y Suu Kyi. Entre los arrestados hay ministros, diputados, activistas y también intelectuales. En una carta difundida por su partido, Suu Kyi ha pedido a los birmanos que salgan a la calle para «protestar con todo corazón contra el golpe de Estado» que conduce a la dictadura. 

¿Qué ha desencadenado la crisis?

Desde hace semanas se oía ruidos de sables. El Ejército no aceptaba el resultado de las elecciones del pasado 8 de noviembre y acusaba, sin pruebas, que se habían registrado irregularidades.

La Liga Nacional para la Democracia (LND), que ya gobernaba, ganó 396 de los 476 escaños del Parlamento. Mientras que el partido que representa a los militares obtuvo solo 33 escaños. Esta clara diferenciaba y el miedo a perder el control sobre el país ha empujado a los militares a lanzar el golpe de Estado.

¿Sigue siendo Suu Kyi símbolo de la democracia?

Aung San Suu Kyi ha sido el símbolo de la lucha por la democracia en Birmania, pero internacionalmente su reputación quedó dañada ante la negativa a condenar en el 2017 la represión del Gobierno birmano contra los rohinyás, una minoría musulmana a la que incluso se le niega la ciudadanía. Unos 750.000 rohinyás se vieron obligados a huir a Bangladés por los abusos del Ejército y las milicias budistas.

La vida de la Dama, como se le conoce, está marcada por su padre ausente: el héroe de la independencia, el general Aung San, asesinado en 1947. Vivió años exiliada en Inglaterra y regresó a Birmania en 1988, en pleno levantamiento popular, convirtiéndose en líder del movimiento democrático. Ganó unas elecciones en 1990, cuyos resultados los militares no respetaron. Estuvo en la cárcel y se pasó 15 años bajo arresto domiciliario. En 1991 ganó el premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su lucha no violenta, un premio que no pudo recoger hasta 20 años más tarde.

En el 2010 fue liberada y en el 2015 ganó las elecciones. En Birmania sigue siendo un icono de la lucha por las libertades. Ahora a sus 75 años vuelve a estar detenida por los militares. 

¿Cuál ha sido el papel del Ejército en la transición?

La transición en Birmania la han pilotado con brazo de hierro los militares. En el 2008 aprobaron una nueva Constitución que reservaba el 25 % de los escaños del Parlamento directamente al Ejército y el control de los ministerios de Interior, Defensa y Asuntos Fronterizos. Además, introdujeron un artículo que prohibía a los ciudadanos casados con extranjeros ser presidente. Una medida especialmente diseñada para evitar que Suu Kyi se convirtiera en la dirigente del país. Su cargo ha sido el de «consejera de Estado» aunque de facto ha dirigido el Gobierno. 

En el 2011 la Junta Militar que gobernaba desde 1988 se disolvió en un Gobierno de transición liderado por el general retirado Thein Sein hasta la celebración de las primeras elecciones libres en el 2015. El actual golpe de Estado desanda una década de reformas y apertura apoyadas por la comunidad internacional. 

¿Cuál es la reacción de la comunidad internacional?

La ONU y la Unión Europea lideran la reacción internacional con su enérgica condena contra el golpe militar y la detención de Suu Kyi. La Casa Blanca dijo estar «alarmada« y  advirtió de que tomarán «acciones» si los  militares usurpan el poder. China, que se califica como Estado «amigo» de Birmania, hizo un llamamiento a la «paz» y la «estabilidad» sin que tenga lugar «intervención extranjera».