Navalni, principal adversario de Putin, condenado a dos años y ocho meses de cárcel

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Navalni en el tribunal que le condenó a dos años y ocho meses de cárcel.
Navalni en el tribunal que le condenó a dos años y ocho meses de cárcel. SIMONOVSKY DISTRICT COURT

La Policía detiene a medio millar de partidarios del líder opositor ruso, que reclamaban desde la calle su liberación ante un proceso «amañado»

02 feb 2021 . Actualizado a las 22:38 h.

Después de un aparatoso juicio y tras dos recesos para deliberar, los jueces del Tribunal Símonovski de la capital rusa, que han tenido que utilizar la sede del Tribunal Municipal de Moscú para contar con más espacio, condenaron este martes a Alexéi Navalni, principal adversario del presidente Vladímir Putin, a tres años y ocho meses de cárcel, aunque se le descuenta un año por el período ya acumulado en varios arrestos. Nada más escuchar el veredicto, su esposa, Julia Naválnaya, rompió a llorar. La sentencia ha sido dictada por la jueza Natalia Répnikova mientras en las calles adyacentes -el edificio judicial estaba rodeado por un amplio cordón policial- una multitud de partidarios del dirigente opositor pedían su liberación.  Más de medio millar de quienes acudieron fueron detenidos y se produjeron incluso choques con los agentes.

El líder opositor cumplirá condena en una de las colonias penales del país (como se conoce en Rusia a las cárceles), dependientes del Servicio Federal de Institutos Penales y que albergan hoy día más de 600.000 reclusos.

En su intervención ante la jueza, Navalni reiteró que todo el proceso ha estado «amañado» desde el principio y que, según su opinión, «lo más importante en este juicio es asustar a un enorme número de personas. Encarcelan a una de ellas para intimidar a millones». No obstante, dijo que, a pesar del enorme número de personas detenidas en las manifestaciones del pasado domingo (más de 5.500) y también del pasado 23 de enero (casi 4.000), «no se puede meter en prisión a cientos de miles de personas». «Cuando se den cuenta de ello, y ese momento llegará, verán que no se puede encarcelar a todo el país», afirmó.

El dirigente opositor volvió a tildar a Putin «viejo en el búnker» y le acusó otra vez de ser él quien dio la orden de envenenarlo el pasado verano. En este sentido, dijo que «unos pasaron a la historia como Yaroslav el Sabio, y Putin lo hará como Vladimir el envenenador de los calzoncillos».

Navalni consiguió el pasado mes diciembre hacerse pasar por el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, en una conversación telefónica que mantuvo con Konstantín Kudriátsev, uno de los agentes supuestamente implicados en su envenenamiento con la sustancia tóxica de uso militar Novichok. Kudriátsev admitió entonces que el veneno le fue untado en los calzoncillos; en concreto, en las costuras delanteras de la parte de la prenda que cubre los genitales, en la bragueta. La grabación del aquel diálogo fue difundida después en las redes sociales, aunque el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (el antiguo KGB rebautizado con el nombre de FSB tras la disolución de la URSS) la tachó de «falsificación».

El grupo de investigación Bellingcat, junto con la CNN y Der Spiegel, publicaron el pasado 14 de diciembre un informe que vincula a Kudriátsev con el equipo que llevó a cabo el ataque contra Navalni mientras se encontraba haciendo campaña para las elecciones locales en la ciudad siberiana de Tomsk. Sus pesquisas concluyeron que un equipo de especialistas en armas químicas del FSB organizóla operación para liquidar al dirigente opositor, algo que el propio Putin salió a desmentir durante la tradicional rueda de prensa que ofrece cada año en diciembre.

Espionaje y envenenamiento

El máximo dirigente ruso declaró que las revelaciones de Bellingcat demuestran que Navalni «cuenta con el apoyo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos». Pero Putin reconoció también que el FSB estuvo efectivamente espiando y siguiendo a Navalni precisamente por eso. «Nuestros servicios tenían que vigilarlo pero, ¿por qué habría que envenenarlo? Eso es ridículo», se preguntó. Según sus palabras, «si hubieran querido, le hubieran eliminado [...] su esposa me pidió enviarlo a un hospital de Berlín y lo permití inmediatamente».

Navalni mantuvo este martes un agrio intercambio de réplicas con la representante de la Fiscalía General, que trató de demostrar que el acusado no acudió a las citas preceptivas ante las autoridades penitenciarias estando con la condena suspendida. El político opositor fue sentenciado en el 2014 a tres años y medio de prisión «condicional» por un presunto delito de estafa y blanqueo de capitales relacionado con la firma Yves Rocher. La supuesta «violación sistemática» de esas inspecciones a las que, según las autoridades, Navalni no acudió es lo que precisamente ha servido para que el Servicio Penitenciario Federal de Rusia (FSIN) solicitase al Tribunal Símonovski que cambiara la pena suspendida por otra real y, por tanto, pase a cumplirla de manera efectiva en prisión.

Pero tanto el líder opositor como sus abogados defendieron que no pudo acudir a las citaciones por encontrarse en Alemania para recibir tratamiento tras su envenenamiento. Sin embargo, la demanda del FSIN fue lo que motivó que Navalni fuera arrestado nada más poner el pie en Rusia tras regresar de Alemania, el pasado 17 de enero. Además, tanto él mismo como su defensa recordaron a la jueza que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) anuló aquella sentencia, que calificó de «motivada por razones de índole política». A este respecto, Navalni advirtió que «Rusia está obligada a aplicar las resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos».