Biden impulsa una ruptura con la era Trump bajo la sombra del «impeachment»

Esperanza Balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden JONATHAN ERNST | REUTERS

El demócrata prepara una serie de órdenes inmediatas para desmontar el legado del republicano

18 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Joe Biden está a punto de convertirse a sus 78 años en el presidente más longevo de la historia de Estados Unidos. La culminación del sueño de toda una vida le recibe con un país sumido en la crisis sanitaria, la depresión económica, los conflictos raciales y el trauma del asalto al Capitolio. A todo esto se suma un Donald Trump que se marcha sin aceptar la derrota, sometido a su segundo impeachment y con la popularidad entre sus 74 millones de votantes casi intacta. Solo su entorno puede saber qué pasa por la cabeza del demócrata a dos días de asumir semejante herencia en un Washington tomado por 20.000 soldados de la Guardia Nacional.

La urgencia del demócrata pasa por marcar un punto de inflexión con su predecesor. Biden planea comenzar su Administración con una ráfaga de órdenes ejecutivas destinadas a borrar de forma inmediata las políticas más controvertidas de Trump. El equipo del presidente electo tiene preparados una serie de decretos para impulsar su agenda política durante los primeros diez días sin esperar a que el Senado abra el juicio político contra el republicano por alentar a sus fieles a la insurrección.

En su primer día en el cargo, Biden tiene la intención de revocar la prohibición de entrada a los ciudadanos de varios países de mayoría musulmana, devolver a EE.UU. al Acuerdo de París sobre el cambio climático, limitar los desahucios, paralizar el pago de los préstamos estudiantiles y ordenar a las agencias que averigüen cómo reunir a los niños separados de sus familias tras cruzar la frontera, entre otras medidas, según un memorando facilitado por el jefe de gabinete, Ron Klain, obtenido por The New York Times. También planea proporcionar el camino hacia la ciudadanía para 11 millones de personas que viven de forma ilegal y presionar al Congreso para que apruebe un paquete de ayudas de 1,9 billones de dólares. Biden está dispuesto a enfrentarse desde el principio a los republicanos, mientras estos afrontan la encrucijada de apoyar o no el impeachment contra Trump.

«Es hora de restaurar el alma de la nación. Ese trabajo comienza el miércoles», declaró Klain ayer en una entrevista con el periodista de la CNN Jake Tapper. La paz, sin embargo, no se avista en un horizonte cercano. Lindsay Graham, senador republicano aliado incondicional de Trump, culpó ayer a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de no proporcionar la seguridad necesaria para evitar el asalto al Congreso, que se saldó con cinco fallecidos. En una aparición en Fox News, Graham advirtió a los suyos en la Cámara Alta de que votar a favor de condenar al presidente saliente sería «desastroso» para el partido y acusó a los demócratas de impulsar un proceso «inconstitucional» dirigido por la «izquierda radical».

Desconfianza

Los republicanos juegan con las encuestas que indican la fuerte desconfianza que existe entre sus votantes a la legitimidad de Biden. Solo el 19 % de ellos consideran que ganó de forma justa frente al 99 % de los demócratas, según un sondeo publicado por la CNN. La gran mentira de Trump sobre el fraude de las elecciones continúa viva, a pesar de ser la mecha que encendió la violencia en Washington. El Senado se encuentra en receso hasta mañana. Los demócratas guardan silencio sobre si será esa la fecha elegida para presentar la acusación contra Trump ante la Cámara Alta.

Las últimas horas del magnate neoyorquino en la Casa Blanca continúan repletas del incógnitas. Tras la huida de la mayoría de sus asesores, Trump trata elegir a los abogados que le defenderán ante el Senado. «Todavía no ha tomado una decisión», confirmó su gabinete, en un comunicado donde calificó el impeachment de «farsa». La visita de su abogado personal, Rudy Giuliani, el sábado despertó las sospechas sobre su elección, tras un presunto alejamiento entre ellos, y sobre un lucrativo mercado de indultos de última hora, según The New York Times, del que ambos podrían beneficiarse.