El acercamiento del régimen catarí a Irán desató las suspicacias del gigante regional, Arabia Saudí, que no dudó en desafiar las relaciones con Estados Unidos, aliado estratégico de ambos países para intentar asfixiar económicamente a Catar.
El pulso tuvo otras ramificaciones en la región, como la guerra civil en la que se haya sumida Somalia entre diversas facciones. Catar y los Emiratos Árabes Unidos pugnaban a través de diversos grupos por aumentar su influencia en un Estado clave para la circulación de petróleo hacia el océano Índico.