La Justicia británica frena la extradición de Assange a EE.UU.

Juan F. Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Stella Moris, pareja de Assange, celebra el fallo en su encuentro con la prensa
Stella Moris, pareja de Assange, celebra el fallo en su encuentro con la prensa VICKIE FLORES | Efe

La jueza aduce riesgo de suicidio del fundador de WikiLeaks, que podría ser condenado a 175 años de cárcel

04 ene 2021 . Actualizado a las 20:28 h.

Julian Assange ha vuelto a escabullirse de la Justicia estadounidense. Un tribunal británico rechazó este lunes la petición de extradición que Washington presentó en el 2019 contra el fundador de WikiLeaks, a quien acusa de 18 delitos, entre ellos espionaje e intrusión informática, por considerar que su entrega conllevaría serios riesgos para su salud mental e incluso para su vida. Sin embargo, el dictamen no supone el final del caso.

La jueza Vanessa Baraitser consideró «demostrado» que el activista australiano, de 49 años, podría intentar suicidarse de ser entregado a las autoridades judiciales norteamericanas. «La impresión general [sobre Assange] es la de un hombre deprimido y algunas veces desesperado, que teme por su futuro», afirmó la magistrada. «Por esa razón he decidido que la extradición sería opresiva por causa de daño mental», agregó, después de descartar el resto de los argumentos de la defensa del australiano.

Durante el proceso los abogados del fundador de WikiLeaks aseguraron que la petición de Washington tenía «motivaciones políticas» y que su cliente no afrontaría un juicio justo. Advirtieron que de ser puesto a disposición de la Justicia estadounidense corre el riesgo de ser condenado a 175 años de cárcel. Sin embargo, la Fiscalía británica, que fue la voz de sus par norteamericano, negó esa pena y aseveró que podría oscilar entre cuatro y seis años de prisión.

Futuro incierto

Pese al fallo a su favor, Assange no puede cantar victoria. Las autoridades estadounidenses no han dado su brazo a torcer y este mismo lunes anunciaron que recurrirán el fallo. Desde hace más de una década, Estados Unidos busca sentar en el banquillo de los acusados a este activista por haber difundido en el 2010, a través de su sitio web, miles de correos e informes clasificados del Pentágono en los que se exponían fallos y crímenes cometidos por el Ejército estadounidense en las guerras de Afganistán e Irak.

Debido a la decisión de Washington de apelar, la jueza Baraitser decidirá el miércoles si deja en libertad condicional al fundador de WikiLeaks, en prisión preventiva en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh desde abril del 2019, después de que el Gobierno ecuatoriano lo expulsara de su embajada en Londres, en la que permanecía en condición de asilado desde el 2012.

El caso amenaza con ponerle aún más difícil al Gobierno de Boris Johnson su acercamiento a la nueva Administración Biden. Desde noviembre pasado el líder tory ha hecho numerosos gestos hacia el nuevo inquilino de la Casa Blanca, en un intento por quitarse la imagen «el clon británico» de Donald Trump.

La persecución judicial contra el hacker australiano se inició en el mandato de Barack Obama, en la que Biden era vicepresidente. En el banquillo de los acusados, Assange, con traje oscuro y mascarilla, cerró los ojos al escuchar el fallo, mientras que su pareja y madre de dos de sus hijos (nacidos cuando estaba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres), Stella Moris, rompió a llorar.