«Nos solidarizamos con los familiares de las víctimas y condenamos firmemente a todas las facciones mercenarias por no sentir la responsabilidad por las vidas de gente inocente, deseando que arreglen sus cuentas lejos de las instalaciones civiles y públicas», afirmó.
Por su parte, el enviado especial de la ONU para el Yemen, Martin Griffiths, condenó el ataque y lamentó la muerte y las heridas sufridas por «muchos civiles inocentes» y destacó que este «acto inaceptable de violencia es un trágico recordatorio de la importancia de que el Yemen vuelva rápidamente al camino de la paz».
También el Gobierno de Emiratos Árabes Unidos, que respalda a los separatistas del sur de Yemen, condenó el ataque, el cual, dijo, muestra «el peligro que enfrenta la región por el golpe hutí y los esfuerzos de estas milicias para socavar la seguridad y la estabilidad en la región».
La guerra de Yemen enfrenta a los hutíes, un movimiento chií respaldado por Irán, con el Gobierno reconocido internacionalmente de Rabu Mansour Hadi, que está apoyado por una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí, pero que también ha debido confrontar a los separatistas del Consejo Transitorio Sureño (CTS), apoyado por Emiratos Árabes Unidos.
El Gobierno legítimo y el CTS firmaron un acuerdo en noviembre del 2019 para un alto el fuego y la conformación de un Gobierno conjunto, pero su cumplimiento se demoró hasta el pasado 18 de agosto, cuando el presidente, exiliado en Arabia Saudí, anunció la formación de un Ejecutivo que incluye a cinco ministros (de un total de 24) de los separatistas.