Es la primera vez en seis décadas que un ex jefe de Estado galo se sienta en el banquillo de los acusados por corrupción y tráfico de influencias
23 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El expresidente francés Nicolas Sarkozy se sentará a partir de hoy en el banquillo de los acusados en el llamado caso de las escuchas. Sarkozy será juzgado en el Tribunal Correccional de París por corrupción y tráfico de influencias, cargos que él niega y por los que podría ser condenado a una pena máxima de diez años de prisión y un millón de euros de multa. Además de Sarkozy, que se encuentra retirado de la política desde que perdió las primarias de la derecha en el 2016, también serán juzgados por este caso su abogado y amigo Thierry Herzog y el exmagistrado francés Gilbert Azibert, también acusados de violación del secreto profesional en este dosier.
Esta es la primera vez que un expresidente francés se sienta en el banquillo de los acusados por corrupción en la historia de la V República, instaurada en 1958. Su antecesor en el puesto, Jacques Chirac, fue juzgado y condenado en 2011 a dos años de prisión con suspensión de pena por malversación de fondos en un caso de empleos ficticios cuando era alcalde de París, pero debido a su delicado estado de salud no compareció ante los jueces. El caso por el que será juzgado Sarkozy salió a la luz a raíz de unas escuchas telefónicas. Los jueces franceses pincharon en 2013 el móvil de Sarkozy en el marco de una investigación sobre la supuesta financiación libia de su campaña presidencial de 2007, por la que acabó siendo presidente de Francia entre mayo de 2007 y mayo de 2012. Durante la investigación, descubrieron que Sarkozy tenía otra línea de teléfono, que utilizaba para hablar con su abogado, y también lo pincharon. Sarkozy y Herzog se mostraban preocupados por una decisión que iba a tomar el Tribunal Supremo y que estaba relacionado con la devolución de las agendas del expresidente, incautadas en el caso Bettencourt. La justicia había investigado si Sarkozy había abusado de la debilidad de Liliane Bettencourt, heredera del imperio de cosméticos L'Oréal, para financiar ilegalmente su campaña electoral de 2007. Los jueces acabaron desestimando en 2013 esos cargos.
Más casos pendientes
Sarkozy, de 65 años, quería que le devolvieran las agendas para evitar que su contenido fueran utilizadas en otros eventuales casos contra él. El expresidente quería presentarse a las primarias de la derecha y no quería tener causas pendientes. Al final, perdió las primarias de su partido. Con las escuchas, descubrieron que Sarkozy había presuntamente prometido a través de su abogado al magistrado Gilbert Azibert influir para que este lograra un puesto en el prestigioso Consejo de Estado de Mónaco a cambio de informaciones amparadas por el secreto de sumario del caso Bettencourt. Azibert además tenía que presuntamente convencer al resto de los magistrados del alto tribunal para que devolvieran a Sarkozy las agendas. El expresidente no hizo finalmente la gestión, probablemente porque descubrió que le habían pinchado el teléfono, y el juez no obtuvo el puesto que buscaba en el principado. Las autoridades de Mónaco aseguraron que Sarkozy no les contactó por este asunto. Este no es el único caso que Sarkozy tiene pendiente con la justicia. El exmandatario será juzgado en marzo por presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2012, un asunto conocido en Francia como el 'caso Bygmalion'. Y también ha sido imputado por varios delitos en el caso de la presunta financiación libia de su campaña con la que ganó las presidenciales de 2007.