Artak Mkrtichyan: «Que la UE sancione por el caso Navalni mientras se masacra Nagorno Karabaj es incomprensible»

María Ballesteros REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán en la región «no es una cuestión de separatismo, sino de existir o no existir», subraya el profesor de Derecho Internacional Público de la UDC

25 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Artak Mkrtichyan (Leninakan, actualmente denominada Gyumri-Armenia, 1981) se revuelve contra el relato tan repetido en las últimas semanas de que Alto Karabaj es una región separatista de Azerbaiyán que le disputa la vecina Armenia. «Mentira. No es una cuestión de separatismo, es una cuestión de existir o no existir, literalmente. Ojalá que fuera posible que los armenios pudieran vivir en paz dentro de Azerbaiyán, como viven las comunidades autónomas en el marco de España. ¡Ojalá!», dice el profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidade da Coruña (UDC) sobre el disputado territorio en el que viven en torno a 180.000 personas, en su mayoría armenias, «su población autóctona», con derechos históricos sobre el territorio, subraya.

-Como experto en relaciones internacionales, ¿cómo explica lo que está ocurriendo en Nagorno Karabaj, tras un mes de combates entre Armenia y Azerbaiyán?

-La situación es lamentable, trágica. No solo Nagorno Karabaj, sino toda la región está al borde de una catástrofe humanitaria.

-¿Cómo empezó todo?

-De manera arbitraria, la región histórica de población armenia pasó a la administración de Azerbaiyán en 1923 y así continuó mientras duró la Unión Soviética. En los años 80, se hizo un referendo porque el Azerbaiyán soviético era una división administrativa y nosotros nunca estuvimos dentro de un Azerbaiyán independiente. La respuesta de Azerbaiyán fueron masacres de la población armenia, que fueron condenadas en resoluciones internacionales de, por ejemplo, la entonces CEE y el Parlamento Europeo, que apoyaban las demandas de la minoría armenia de reunificación con la entonces República Soviética de Armenia.

«¿Cómo puedes vivir de manera pacífica si te están bombardeando con bombas de racimo? »

-Y llegó la guerra.

-Sí, entre 1988 y 1994, que terminó con una victoria militar de Armenia, que no puede llamarse victoria porque no hubo tratado de paz, pero aseguró una paz relativa que les permitió vivir durante casi tres décadas. Pero el alto el fuego nunca fue respetado como tal, porque una de las partes, Azerbaiyán, no quería aceptar ningún tipo de condiciones hacia la población de Karabaj y, en la medida en que sus ventas del petróleo incrementaban sus arcas públicas, optó por la vía del rearme.

-Y ahora otra vez el conflicto.

-Azerbaiyán se ha negado rotundamente a implementar mecanismos de control del alto el fuego para verificar quién dispara primero o aceptar las propuestas de retirar a los francotiradores de la línea del frente. Lo que hace pensar que no tenían mucho interés y buscaban un momento idóneo para desatar una nueva guerra. Además, en el medio del covid-19, con el apoyo directo e incondicional de Turquía, e involucrando a los mercenarios de los grupos yihadistas y terroristas internacionales.

-Le molesta oír hablar de «separatistas de Nagorno Karabaj».

-Porque es mentira. ¿Cómo puedes vivir de manera pacífica si te están bombardeando con bombas de racimo? Es evidente que lo que buscan es el territorio sin la población. Lo ha dicho el presidente de Azerbaiyán a su nación: «Karabaj es nuestra tierra, tenemos que volver allí y lo estamos haciendo ahora. Esto es el final. Demostraremos quiénes somos. Los estamos persiguiendo como perros».

-Con la ayuda de Turquía.

-Si fuera solo un asunto con Azerbaiyán, yo creo que se podría de alguna forma encontrar un punto común, pero la presencia de Turquía en un conflicto con Armenia tan directo tiene connotaciones horribles. Debemos recordar el genocidio armenio, hace cien años.

-Alerta de la presencia yihadista.

-Tienen allí a terroristas yihadistas, lo que agrava la situación, porque son un apoyo al terrorismo internacional. Los terroristas que están haciendo la guerra son los que luego aparecen atentando en Barcelona o, hace pocos días, en París decapitando a nuestros maestros. No se puede consentir.

-¿Teme otro genocidio?

-Totalmente. Hay riesgo de genocidio y, si no actuamos, seremos testigos de lo que ocurrió hace cien años. Para el mundo turco, Azerbaiyán y Turquía étnicamente son la misma población, son hermanos, pese a sus diferencias religiosas.

«Los terroristas que están haciendo la guerra son los que luego aparecen atentando en Barcelona o, hace pocos días, en París»

-Denuncia los ataques a la población civil...

-No tiene otra explicación bombardear zonas urbanas de Nagorno Karabaj con armas prohibidas, como las bombas de racimo, que buscan causar el mayor daño a la población. Ha sido bombardeada la catedral de Nagorno Karabaj. ¿Cuál es el sentido de bombardear una catedral, que está lejos de la línea del frente? Militarmente, ninguno. Moralmente, importante. Tal vez una forma de dar alegría a los yihadistas.

-Pero Azerbaiyán también denuncia que se ataca a sus civiles.

-Sí, por eso es importante parar esto cuanto antes. El presidente de la república no reconocida de Nagorno Karabaj, después de sufrir tantos bombardeos a la población civil y las ciudades grandes de Karabaj, ha dicho que no tienen otro remedio para dar respuesta y calmar la cosa. No quiero decir que lo comparta, pero evidencia que es una situación que parece no tener salida. Esa población está al borde de existir o no existir. No tienen otra salida cuando el presidente de Azerbaiyán dice que los van a perseguir como perros.

-Y sacarlos de Karabaj.

-La población vive ahí desde hace miles de años, es la población autóctona. No hay duda de sus derechos históricos sobre el territorio. Eso explica por qué en las trincheras están tres generaciones: abuelo, padre e hijo, y hasta nieto. Ahora incluso las chicas jóvenes, los que pueden y tienen capacidad de defenderse, están en las trincheras. ¿Por qué? ¿Cuál es la alternativa? Ser masacrados o asesinados en sus propios dormitorios. No hay otra.

-¿Que debería hacer la comunidad internacional?

-Tiene un papel determinante, pero poco ha hecho hasta ahora, y debe actuar. Y la UE en su conjunto, levantar la voz. También espero esa voz por parte de España, como han hecho Francia o Italia. Consentir, mirar en silencio es, de alguna forma, como ser partícipe. Lo único que pedimos es que paren la violencia tan brutal. Hablemos del resto luego, pero que paren ya.

«Hay riesgo de genocidio y, si no actuamos, seremos testigos de lo que ocurrió hace cien años»

-¿Qué propone?

-Lo mejor serían las sanciones. Nunca voy a entender que la UE sea capaz de adoptar sanciones contra Rusia por el presunto envenenamiento del opositor Navalni, que no dudo de que ha sido Rusia, pero esa es otra cuestión. El hecho es que hay ese supuesto y hay sanciones. Aquí están masacrando a todo un pueblo. ¿En qué están pensando? Es lo que no entiendo. A veces me hace pensar que el mundo debería ser un poco mejor.

-Como armenio, ¿cómo le afecta? ¿Tiene familia allí?

-La mayor parte de mi vida la he vivido en España, aunque mantengo mis raíces, pero no se trata de eso, de familiares. Yo tengo mi sensibilidad, pero sobre todo es una sensibilidad hacia lo justo.