Trump y Biden frente al mundo

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

JONATHAN ERNST | Reuters

El debate de política exterior da una última oportunidad a los candidatos para convencer a los votantes

22 oct 2020 . Actualizado a las 16:53 h.

Donald Trump hacía campaña el miércoles en Carolina del Norte, mientras Joe Biden seguía encerrado en el sótano de su casa, preparándose para el debate de este jueves. Eran dos formas muy distintas de afrontar el último cara a cara antes de las elecciones del 3 de noviembre, como serán dos formas muy distintas de entender el mundo las que se planteen este jueves durante hora y media en el auditorio de la Universidad de Bellmont (Nashville, Tennessee).

El presidente va relajado, porque piensa que lleva la mano ganadora en política exterior, tema central del debate, y porque eso le dará la oportunidad de atacar a su rival en lo que considera su punto débil, la conducta de su hijo Hunter Biden mientras él era vicepresidente. Biden ha esquivado el escrutinio gracias a que Trump acapara la atención con sus salidas de tono. La prensa tampoco tiene interés en hacerle el juego. El juicio de impeachment dejó claro el año pasado que apostaba por utilizar a Hunter Biden para acusar al padre de corrupción y nepotismo sin que los tribunales -ni la propia investigación de los republicanos en el Congreso- hayan podido demostrarlo. Con todo, hay motivos para pensar que la oveja negra de los Biden utilizó el nombre de su padre para el tráfico de influencias y, si bien este no es responsable de los pecados de su hijo, tampoco se retiró de los asuntos de Estado que podían aparentar un conflicto de intereses.

La trova de correos electrónicos publicados la semana pasada por el diario The New York Post ha pasado desapercibida porque los propios medios locales han decidido ignorarla, con el argumento de que no se puede probar su autenticidad -ni desmentirla-. Las acusaciones de que serían un arma de Rusia para influir de nuevo en las elecciones son, por el momento, infundadas. El FBI dice no tener nada que agregar a esa discusión, en la que la campaña de Trump niega que Moscú se los tendiese al exalcalde Rudi Giuliani. De hecho, el dueño de una tienda informática de Delaware en la que el menor de los Biden dejó un ordenador portátil, sin pagar por su reparación, ha confirmado que fue él quien hizo una copia y se la proporcionó al exacalde de Nueva York.

Es un hecho que Hunter Biden cobró 50.000 dólares al mes por formar parte del consejo de dirección de la empresa ucraniana Burisma -pese a no tener experiencia en el campo energético- mientras su padre estaba a cargo de la política para Ucrania. El exvicepresidente tendrá que contestar hoy frente a Trump, que no le dejará escapar.

La Comisión de Debates se ha preparado para lo que puede ser una lucha libre anunciando que cerrará los micrófonos cuando acaben su turno, aunque tras las protestas de la campaña de Trump ha limitado eso a los dos minutos de los que dispondrá cada candidato al comienzo de cada segmento de 15 minutos. Una vez que cada uno haya terminado su exposición, dejará los micrófonos abiertos para que la discusión sea «dinámica».

De Corea del Norte a Israel

Trump exhibe entre sus grandes logros haber evitado una guerra con Corea del Norte, el asunto más delicado del que le advirtió su antecesor cuando le transfirió el poder. Pero si bien el éxito o fracaso de las conversaciones con Kim Jong un es discutible, poco se puede argumentar de la reapertura de relaciones con Israel que ha impulsado con Emiratos Árabes Unidos y Bahrain. Para muchos, la decisión de trasladar la embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Jerusalén fue la más valiente que haya tomado ningún presidente y supuso un espaldarazo para la posición israelí, aunque no haya conseguido el objetivo de devolver a las partes a la mesa de negociaciones.

En materia de comercio exterior el mandatario ha renegociado con éxito el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre EE.UU., México y Canadá y ha arrancado a China y a Europa importantes concesiones con la amenaza de aranceles. «Entendemos que Joe Biden esté desesperado por evitar la conversación de su propio historial en política exterior», se burló Bill Stepien, jefe de campaña de Trump, en una carta a la comisión bipartidista en la que la acusa de hacerle el juego al permitir que el debate gire también en torno el coronavirus, el racismo, el cambio climático y la seguridad nacional. La campaña de Biden insiste en que el acuerdo era que la moderadora decidiera las preguntas, aunque tradicionalmente el tercer debate ha estado centrado en política exterior. Un tema para el que al exvicepresidente de Obama le sobran credenciales, porque antes de llegar a la Casa Blanca fue el presidente del Comité de Relaciones de Exteriores del Senado.

Biden piensa culparle de haber facilitado a Irán el desarrollo de una bomba nuclear al retirarse del tratado y haber antagonizado a sus aliados en el mundo mientras se hace amigo de los tiranos. Dos posiciones diametralmente opuestas que reflejan la división de EE.UU. y darán a los candidatos una última gran oportunidad para decidir la campaña.