Los candidatos se reparten el voto religioso dividido por el aborto

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Trump depositó unl billete de veinte dólares en la cesta dominical en la iglesia evangélica de Las Vegas
Trump depositó unl billete de veinte dólares en la cesta dominical en la iglesia evangélica de Las Vegas CARLOS BARRIA | Reuters

Donald Trump se llevó en el 2016 el 80 % del voto evangélico blanco y en estas elecciones podría muy bien superar esa cifra

20 oct 2020 . Actualizado a las 20:28 h.

El domingo a las 4.30 horas de la madrugada, a la reverendo Denis Goulet se le apareció Dios con un mensaje que más tarde compartió en misa con sus feligreses: «El Señor me dijo: ‘Le voy a dar a vuestro presidente un segundo viento», que tradujo triunfante como un segundo mandato. Y acto seguido le pasó el micrófono al mismísimo Donald Trump, que disfrutaba de los halagos sin mascarilla en primera fila, flanqueado de Hope Hicks y Kaleigh McEnany, dos ayudantes que reaparecían en público tras sufrir el covid-19. A la congregación no parecía importarle el riesgo. Todo el que pudo se acercó a tomarle fotos, también sin mascarilla.

Era la tercera vez que Trump visitaba la Iglesia Internacional de La Vegas, después de estrenarse durante la campaña del 2016 y repetir al año siguiente con el tiroteo del concierto de música country. Como los evangélicos siempre están deseosos de atraer nuevas almas a su rebaño, la predicadora y su esposo decidieron quedarse con esta tan poderosa que compararon con el Espíritu Santo. «En lo que a mí me concierne, el presidente ha venido aquí tres veces y por lo tanto esta es su iglesia», atajaron. 

No se la robaban a nadie. Trump no tiene iglesia conocida ni se le saben más hábitos religiosos que el de posar para la foto con la Biblia en la mano delante de una iglesia tras disolver por la fuerza las protestas de Black Lives Matter delante de la Casa.

Por el contrario, a esa hora temprana en Wilmington (Delaware), su rival Joe Biden, que aspira a ser el segundo presidente católico del país tras John F. Kennedy, salía como todos los domingos de la pequeña Iglesia de St. Joseph on the Brandywine, cercana a su casa, donde reposan su hijo Beau, fallecido de cáncer hacer cinco años, así como su primera esposa Neilia y su hija de un año, que murieron en 1972 durante un accidente de tráfico del que se salvaron los dos niños.

Biden también tenía un mensaje para Dios: «Rezad para que yo tenga la capacidad de estar a la altura y hacer este trabajo, porque cuatro años más de Donald Trump cambiarían fundamentalmente la naturaleza de este país durante varias generaciones», dijo más tarde a los predicadores afroamericanos de Carolina del Norte.

Tenía razón. Las redes sociales se pasarían la tarde del domingo haciendo bromas a costa de ellos. Por un lado, con la foto de Trump mirando el billete de veinte dólares que se sacó del bolsillo para depositar en la cesta dominical, inusual porque los presidentes no llevan dinero en efectivo, mucho menos en los tiempos del coronavirus. Por el otro, del diminuto rosario que se sacó Biden del bolsillo, que según contó, los irlandeses lo llaman «de presidiario» porque es fácil de camuflar en las cárceles. «No rezo a Dios para que me proteja. Rezo para que me de la fuerza de entender lo que están pasando los demás», explicó. 

Caladero republicano

De por qué los evangélicos elegirían en las urnas a un magnate probadamente adúltero y mentiroso que ni siquiera va a misa da cuenta la semana de audiencias celebradas en el Congreso, donde la jueza Amy Coney Barrett, que Trump ha nominado para el Supremo evadió pronunciarse sobre cómo respondería a aquellos casos relacionados con el aborto. Con ella serían tres los miembros Supremo que nombra Trump con carácter vitalicio, lo que cambiaría fundamentalmente el corte ideológico del más alto tribunal del país.

Y si hay algo que Colleen Smith pudiera cambiar del presidente no es que va a misa o que le sea fiel a su esposa, sino que prohíba radicalmente el aborto en cualquier fase del embarazo, contó esta mujer de 55 años que llevó a sus hijos -sin mascarilla- al primer mitin de Trump tras pasar el covid-19.

El mandatario se llevó en el 2016 el 80 % del voto evangélico blanco y esta vez podría muy bien superar esa cifra, que según un estudio del Pew Research Center llegará al 82 %. Con ese ejército de Iglesias que hasta el año 2000 no se involucraban en los asuntos mundanales de la política, George W. Bush logró ganar las elecciones dos veces, incluso tras la desastrosa invasión de Irak.

El tema del aborto es tan importante para los más religiosos de cualquier fe que Trump le gana a Biden incluso entre los católicos, entre los que le saca ocho puntos. El exvicepresidente de Obama lidera entre los protestantes negros, los judíos, los hispanos católicos, agnósticos y ateístas, pero un 6 % se inclina también por los candidato del Partido Verde, Libertario y Constitucionalista, que según la misma encuesta del PEW necesitarían un auténtico milagro para salir elegidos.