Jacinda Ardern, la devota mormona icono del progresismo mundial, arrolla en las elecciones de Nueva Zelanda

LA VOZ REDACCIÓN / AGENCIAS

INTERNACIONAL

Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda
Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda REUTERS

La ganadora, de 40 años, podrá gobernar en solitario, lo que no ocurría en el país desde 1996

17 oct 2020 . Actualizado a las 13:45 h.

La primera ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern, declaró su victoria en los comicios celebrados este sábado en el país oceánico, en los que se proyecta que el Partido Laborista tendrá la mayoría absoluta en el Parlamento para gobernar esta vez sin necesidad de alianzas.

«Nueva Zelanda ha mostrado esta noche el mayor apoyo al Partido Laborista en al menos 50 años», dijo la mandataria de 40 años en su discurso de victoria dado frente a sus eufóricos correligionarios en la ciudad de Auckland, tras iniciar su discurso en lengua maorí.

Ardern, cuya gestión frente a la pandemia del covid-19 le ha valido el apoyo de sus compatriotas y el aplauso internacional, recalcó que «en los próximos tres años hay mucho que hacer. Nos reconstruiremos de la pandemia: mejor, más fuertes y con las respuestas a lo que se enfrenta Nueva Zelanda». Con más del 90 % de los votos escrutados, los laboristas alcanzan un 49 % de los votos, lo que les daría 64 escaños de los 120 que tiene el Parlamento neozelandés, mientras que el opositor Partido Nacional logró un 27 %de los sufragios, lo que se traduce en 35 representaciones parlamentarias.

La carismática Ardern remarcó que «las elecciones no siempre son buenas para unir a la gente, pero tampoco tienen que dividirlas». De obtener la mayoría absoluta, el Partido Laborista se convertirá en el primero en gobernar en solitario desde la reforma electoral de 1996, con la que se buscaba lograr una mayor participación de los partidos minoritarios.

Poco antes, la líder del Partido Nacional de Nueva Zelanda, la conservadora Judith Collins, concedió la victoria a Ardern por estos resultados «excepcionales». La colíder del Partido Verde, Marama Davidson, felicitó por adelantado a Ardern por su «extraordinaria victoria», al mostrarse «orgullosa» por el éxito de su formación en las elecciones. Según los datos preliminares de la Comisión Electoral, los Verdes, que fueron parte de la coalición gobernante junto al Partido Laborista y al conservador Nueva Zelanda Primero, lograrán un 7,5 % de los votos y el liberal ACT un 8, con lo que cada una de estas formaciones ocuparía 10 escaños. El Partido Maorí acumulaba un 1 % de los votos y obtendría un escaño, mientras que Nueva Zelanda Primero, del hasta ahora viceprimer ministro Winston Peters saldría del escenario legislativo.

Ardern, elogiada mundialmente por su gestión del atentado supremacista en unas mezquitas de Christchurch, tendrá que liderar la recuperación económica de Nueva Zelanda, que este sábado también celebró dos referendos para decidir en torno a la legalización de la marihuana recreativa y la eutanasia voluntaria y cuyos resultados se conocerán más adelante. La carismática política laborista, hija de un policía y antigua feligresa de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones), se convirtió en el 2017 en la tercera mujer en llegar a la jefatura del Gobierno neozelandés y la más joven, con 37 años. 

La prueba de fuego para Ardern llegó el 15 de marzo del 2019, cuando un supremacista blanco australiano tomó por asalto con armas automáticas dos mezquitas de la localidad de Christchurch y mató a tiros a 51 musulmanes, entre ellos varios niños, en el que fue el peor atentado terrorista de la historia del país. La mandataria anunció inmediatamente una reforma de la ley de tenencia de armas que fue aprobada algunos meses después, consoló con gran empatía a las víctimas y a sus familias, mostró respeto a sus creencias al vestir un velo islámico y convirtió el dolor de la minoría musulmana en el de todo el país al pronunciar una frase que se volvió icónica: «somos uno, ellos somos nosotros».

La respuesta del Gobierno de Ardern a la pandemia también ha sido exitosa, ya que ha conseguido que Nueva Zelanda haya logrado eliminar prácticamente el covid-19 con apenas 1.500 contagios y 25 fallecidos, gracias a medidas tempranas y contundentes en las que ha primado la salud frente a la economía.

 Fue la parlamentaria más joven de Nueva Zelanda

Nacida el 26 de julio de 1980 en Hamilton, en la Isla Norte de Nueva Zelanda, Ardern se crio en las localidades de Morrinsville y Murupara, donde el 16 % de los niños viven en hogares de desempleados y un 11 % de los menores de 15 años sufren inseguridad alimentaria. De sus años en Murupara, la primera ministra recuerda «el impacto de la falta del trabajo y la esperanza y lo que pasa cuando no se invierte en los niños».

Devota mormona en su infancia y adolescencia, Ardern contó en una entrevista en el 2017 que renunció a su fe debido a la posición condenatoria de la iglesia sobre la comunidad LGTB al compartir piso con tres amigos gais y, años después, votaría a favor del matrimonio igualitario en el Parlamento en el 2013.

Tras afiliarse al Partido Laborista a los 17 años y destacar rápidamente en las juventudes de la formación política, se licenció en Comunicaciones por la Universidad de Waitako. Con el tiempo, Ardern se convirtió en la parlamentaria más joven de Nueva Zelanda en el 2008, tras un periplo en el extranjero que la llevó de trabajar en una cocina popular en Nueva York cocinando albóndigas a formar parte de un equipo de consultores del entonces primer ministro británico, Tony Blair, en Londres.

En agosto del 2017, Ardern sucedió a Andrew Littler al frente del laborismo, después de que el partido depositase su confianza en ella para dirigir a la formación a la victoria en las elecciones del 23 de septiembre de aquel año, aunque fue necesario que formase una coalición de gobierno con los partidos Verdes y Nueva Zelanda Primero.

Durante su primer mandato, además de sus labores políticas, Ardern tuvo a su primera hija en junio del 2018 con su compañero sentimental, Clarke Gayford, lo que la convierte en la segunda mandataria en dar a luz durante su gobierno tras la fallecida Benazir Bhutto (1953-2007), primera ministra de Pakistán.