La Pequeña Habana se divide entre votar a Biden o a Trump

Héctor Estepa MIAMI / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Fotos: HECTOR ESTEPA

Venezolanos y cubanos son los más críticos con los demócratas, y entre ellos ha calado el mensaje de que son comunistas

13 oct 2020 . Actualizado a las 15:23 h.

En una calle de tráfico ligero, el sol pega tan fuerte que ha expulsado a los viandantes de la calle. Son las dos de la tarde y pocos se atreven a pasear. La humedad es pegajosa. El calor, extenuante. Por la puerta entreabierta de un local corre un hilillo de música. Es salsa cubana. Dentro del salón, un pequeño restaurante, se sirve arroz con frijoles y pollo. Los comensales hablan en castellano con los camareros. «Mi niño, agarro otra soda», dice una de las clientes, mientras saca un refresco de un frigorífico donde hay cerveza mexicana. La radio está puesta. De repente, un anuncio. Vote por Joe Biden y Kamala Harris. La realidad. El restaurante no está en Cancún, La Habana, Cartagena o Caracas. Es Miami, uno de los lugares donde podrían decidirse las elecciones de EE.UU. el 3 de noviembre.

La ciudad es considerada por muchos como la capital de Latinoamérica. En ella conviven, sobre todo, cubanos, que llegaron después de la revolución en su país, pero también miles de colombianos, mexicanos, centroamericanos, puertorriqueños o venezolanos. Al menos 1,8 millones de electores provenientes de todos los rincones de Latinoamérica están llamados a las urnas. Suponen más del 17 % de los votos totales del soleado estado sureño, uno de los más importantes para ambas campañas. Joe Biden supera por apenas el 3,1 % de posibles apoyos a Donald Trump en las encuestas, y los 29 votos de colegio electoral de Florida son básicos para ganar la elección, según buena parte de los analistas.

En la Pequeña Habana, un lugar de Miami donde prácticamente no se habla inglés, y los carteles de restaurantes y tiendas están rotulados en español, las posiciones están divididas, como en el resto del estado. «Yo soy, por supuesto, Trumpista», dice a La Voz José Luis Delgado, un cubano de 80 años que lleva casi cuatro décadas en Miami desempeñándose en el sector de la salud. «Este es el mejor país del mundo. Yo he viajado, y nunca he visto un país como este. Cuando tú llevas seis u ocho días en un lugar fuera de aquí, es muy bonito, pero las cosas que tenemos aquí, como la comida o la propiedad, no hay en otros sitios», añade.

«Si los demócratas ganasen, esto podría ser otro pedacito de Cuba».Entre la comunidad cubana, que supone un tercio de los votantes de herencia hispana de Florida, Trump es muy popular. Muchos critican la apertura que realizó Barack Obama, y prefieren la política de mano dura de Trump contra el Gobierno de La Habana. «El Partido Demócrata, para mi, es comunista. Si los demócratas ganasen, esto podría ser otro pedacito de Cuba. Pero yo no creo que los americanos se vayan a dejar tan fácil», apunta el veterano.

Su discurso coincide con el de Trump. En una gran autopista, a la entrada de la ciudad, el equipo de campaña del presidente ha colocado un gran cartel pidiendo el voto «contra el comunismo». Esta vez, en inglés, para que lo entienda todo el mundo.

El mensaje de que los demócratas son buenas noticias para los Castro, Maduro y Ortega parece calar entre parte de la población hispana de Florida. Es uno de los motivos, creen algunos analistas, por los que el partido azul podría haber perdido popularidad entre ese segmento de la población. Biden lidera entre los latinos con alrededor de un 6 % de ventaja sobre Trump, según un análisis de la CNN, pero su antecesora en la candidatura demócrata, Hillary Clinton, tenía un 21 % de diferencia con respecto al magnate en el 2016.

«Trump es un racista y un vulgar, como Chávez y Ortega».A pocas calles del restaurante salsero, hay otro local de comidas, esta vez nicaragüense. Dexter Portillo, que lleva también más de 20 años en Miami, sirve gallopinto, la comida típica, a una recién llegada. «A mi no me gusta Trump porque es un racista y un vulgar, como Chávez o Daniel Ortega. ¿Cómo le va a decir a un periodista que se salga de la habitación cuando no le gusta lo que le preguntan? ¿Cuándo antes se había visto antes que los supremacistas saliesen a mostrarse? Nunca. Y eso es porque él les ha dado permiso. Salen e insultan a los latinos. Aquí en Miami no, claro. No se atreven», comenta el hostelero centroamericano, que apostará por Biden, mientras en la televisión de su local los presentadores animan, en castellano, a votar.

El país parece estar cada día más polarizado. Los discursos en la Pequeña Habana, directos y sin adornos. «Yo creo que el país se encamina a una guerra civil», comenta el cubanoamericano Sergio Negrín, técnico retirado de radiología. «Llevamos muchos años viviendo aquí, y nunca ha habido problemas de trabajo ni de nada. Y ahora se ha aparecido un grupo, que financia además a Black Lives Matter, mandado por Soros y unos cuantos individuos comunista que quieren imponer a la fuerza el nuevo orden mundial. Y nosotros no se lo vamos a permitir. No les podemos dejar al poder. Al presidente Trump no le va a quedar más remedio que dar un autogolpe. El modelo de gobierno perfecto ahora mismo es una dictadura de derecha con apoyo popular», reclama.

La epidemia de coronavirus es uno de los temas que más parecen estar restando apoyos a la campaña de Trump. En Pequeña Habana, la mayoría lleva mascarilla, aunque en la calle se descuida. No es el caso de José Defend, un venezolano que apoya a Trump, porque trabajó con su familia en uno de sus hotel-resort en Miami. Disculpa, eso sí, al presidente: «Nadie tiene experiencia para manejar situaciones como el coronavirus. El presidente, tampoco. Entiendo que haya mentido para proteger al país y que no cundiera el pánico Aquí la gente se paniquea [entra en pánico] por cualquier cosa», comenta. 

«Voy a votar a Biden, y espero que no le roben las elecciones»Su opinión contrasta con la de Héctor Alfredo Rodríguez, un migrante guatemalteco que trabaja como chófer. «Trump ha dicho muchas cosas que no tenía que haber dicho, como que tomásemos unas pastillas de cloro para curarnos del virus, pero resulta que mataron a alguna gente. Tiene que haber un cambio, alternancia. Voy a votar a Biden, y espero que no le roben las elecciones o que no salgan cosas raras con los rusos», señala, en un país donde las emociones, también entre la comunidad latina, están a flor de piel.

Trump vuelve a la campaña con un mitin en Florida convencido de que es inmune al virus 

Con el convencimiento de que es inmune «al horrible virus de China», Donald Trump volvía a sus actos de campaña fuera de la Casa Blanca con un mitin previsto a las siete de la tarde local (madrugada en España) en el aeropuerto de Sanford, localidad cercana a Orlando (Florida). Su médico personal había dado el visto bueno a la salida del presidente del aislamiento unas horas antes, asegurando que ya no es contagioso, aunque no recibe preguntas desde hace una semana.

Algunos de los seguidores más acérrimos de Trump hacían cola frente al aeródromo desde la noche del domingo, según difundieron los medios locales. El candidato demócrata, Joe Biden, calificó el acto como «imprudente», mientras que miembros de la campaña del magnate defendieron su «derecho constitucional» a llevarlo a cabo.

«Soy inmune. Así que el presidente está en muy buena forma para dar pelea en las batallas», había dicho Trump a la víspera a la cadena Fox. Una afirmación similar en las redes sociales provocó que Twitter bloquease uno de sus comentarios, advirtiendo que el presidente podría estar dando información errónea o engañosa sobre el virus.

Un día antes había saltado la polémica por la distancia que marcó con respecto a Trump el doctor Anthony Fauci, la cara más visible de la lucha contra la pandemia en EE.UU. durante las primeras semanas de contagio. El doctor denunció que se usaron comentarios suyos sin su permiso y fuera de contexto en un anuncio de campaña de Trump. «En mis cerca de cinco décadas de servicio público, nunca he apoyado públicamente a ningún candidato político», dijo el médico.

El presidente da negativo en test consecutivos

Después de varios días sin conocer el resultado del test de antígenos, el médico de Trump, Sean Conley, aseguraba ayer que el presidente había dado negativo en coronavirus «varios días consecutivos». Así, dio por finalizados los rumores y aseguró que Trump no puede infectar a nadie.