Sectores republicanos temen que Trump los lleve a un «baño de sangre» electoral

Héctor Estepa MIAMI / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Un hombre interpela a un seguidor de Trump en las inmediaciones de la Casa Blanca
Un hombre interpela a un seguidor de Trump en las inmediaciones de la Casa Blanca CARLOS BARRIA | REUTERS

Alertan del riesgo de perder las dos Cámaras además de la presidencia

12 oct 2020 . Actualizado a las 18:37 h.

Crece la preocupación en el Partido Republicano ante una posible derrota electoral de Donald Trump. La distancia en las encuestas con respecto a su rival, el demócrata Joe Biden, se sitúa entre los 12 y los 16 puntos, aunque el magnate puede reeditar su cargo si se impone en una serie de estados clave. Los recientes sondeos encienden los nervios, generando incluso el alejamiento de la figura del presidente de algunos candidatos al Legislativo. Además de votar al presidente, el 3 de noviembre se renuevan las dos Cámaras del Congreso: se eligen 34 senadores (de un total de 100) y los 435 miembros de la Cámara de Representantes.

«Podría ser una elección terrible. Podríamos perder la Casa Blanca y ambas Cámaras del Congreso. Podría ser un baño de sangre de proporciones como las del Watergate», dijo Ted Cruz, senador republicano de Texas, crítico con el presidente.

Las conclusiones del debate presidencial de finales de septiembre, así como la hospitalización de Trump por covid y la decisión del líder norteamericano de dar por terminadas las negociaciones con los demócratas de cara al nuevo programa de estímulo económico, parecen afectar al magnate en los sondeos, y preocupan mucho a algunos candidatos a senadores, que temen ser arrastrados por la marea.

Los candidatos al Legislativo en plazas donde los sondeos arrojan un resultado ajustado, como Texas, Kansas y Maine, son algunos de los que más están marcando distancia. Trump cuenta con una buena cantidad de votantes fieles a su figura. Sin ellos, los candidatos saben que no podrán superar el 50 % de los votos. Evitan, por tanto, soliviantar a esos electores.

Estado clave

«No puedo pensar otra cosa más que envió la señal equivocada», dijo, por ejemplo, la semana pasada la senadora de Maine, la republicana Susan Collins, refiriéndose a la llegada de Trump a la Casa Blanca tras su hospitalización, cuando se quitó la mascarilla para ser fotografiado, a pesar de que en era todavía contagioso.

La legisladora aspira a la reelección, pero su carrera es ajustada. Una posible derrota, junto a resultados negativos entre otros candidatos al Senado, podría costar a los republicanos la actual mayoría en la Cámara alta.

Collins comenzó la pasada semana a difundir un anuncio, pidiendo el apoyo a los ciudadanos «sin importar a quién votes para presidente». También el senador John Cornyn marcó distancia con respecto a Trump tras la hospitalización del presidente por coronavirus.

«Creo que bajó la guardia», señaló el legislador. «Es una lección para todos nosotros, tenemos que hacer ejercicio de autodisciplina», reclamó Cornyn.

Otro prominente republicano, Mitch McConell, líder de la mayoría conservadora en el Senado, de 78 años, explicó que no acude a la Casa Blanca debido a los protocolos establecidos allí contra el coronavirus. «No he estado en la Casa Blanca desde el 6 de agosto porque mi impresión era que su visión de cómo manejar esto era diferente a la mía y a lo que insisto en que hagamos en el Senado, que es llevar mascarilla y practicar la distancia social», señaló el legislador.

Trump cuenta con un buen número de opositores en su propio partido, muchos de ellos, eso sí, políticos ahora distanciados de la primera línea.