El asesino supremacista blanco de Christchurch no hablará en el juicio

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

INTERNACIONAL

John Kirk-Anderson / POOL via AAP / | Europa Press

El jueves se conocerá su condena, tras escuchar en el proceso el testimonio de 90 víctimas y supervivientes

26 ago 2020 . Actualizado a las 14:25 h.

Tras una ronda de desgarradores testimonios de unas 90 víctimas y supervivientes durante tres días, el asesino supremacista blanco que atacó dos mezquitas de Nueva Zelanda ha decidido no hablar en el juicio a la espera de conocer el jueves la condena por la masacre en la que murieron 51 personas.

El australiano Brenton Tarrant, que se enfrenta a 51 cargos de asesinato, 40 de intento de asesinato y uno por terrorismo, poco ha dicho frente a los tribunales desde que fue detenido después de atacar con armas semiautomáticas las mezquitas de Al Noor y Linwood en la ciudad de Christchurch el 15 de marzo del 2019.

Tarrant, quien retransmitió parcialmente la masacre en las redes sociales, donde publicó en su ideario supremacista, solo ha hablado en unas vistas preliminares el pasado marzo para declararse inicialmente inocente y después culpable, lo que le evitó un largo juicio con alegatos de las partes.

A pesar de que se temía que el acusado, que despidió a su abogado y asumió su representación legal el pasado julio, utilizase el juicio como plataforma para exponer sus ideas supremacistas blancas, finalmente parece que con su silencio esto no será así.

Este miércoles, al término de los testimonio de unos 90 supervivientes y familiares, Tarrant, de 29 años, rechazó hacer uso de su derecho a la palabra, según confirmaron a Efe fuentes judiciales.

En su lugar, hablará brevemente el abogado de oficio, seguido del fiscal de la Corona y la abogada asistente del proceso, antes de que el juez Cameron Mander emita su condena, que se espera sea de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional.

Cara a cara con el «héroe»

Durante estos tres días se puedo escuchar en el juicio, que comenzó el lunes y concluirá mañana en el Tribunal Superior de Nueva Zelanda de Christchurch, a decenas de víctimas de los ataques que narraron testimonios marcados por las emociones fuertes, el dolor,  la indignación, la rabia y la compasión, así como también la dignidad, el orgullo y el empoderamiento. Unos discursos que Tarrant escuchó impasible desde su cubículo con paredes de cristal.

«Se hizo el duro pero, honestamente, no es nada», dijo este miércoles Abdul Aziz Wahabzadah, quien enfrentó al supremacista con una máquina lectora de tarjetas de crédito y después le arrojó una de las armas que usaba el atacante contra el cristal de su coche antes de que huyera de Linwood.

«Vi el miedo en sus ojos cuando huía por su vida, su señoría», remarcó Wahabzadah, quien después se dirigió al acusado para desafiarle con la frase: «Tú nunca olvidarás estos ojos de los que huíste».

Esta acción heroica, que permitió la detención de Tarrant, fue reconocida por el juez Mander, quien dijo: «Señor Wahabzadah, antes de que se vaya (quiero decirle que) he visto el vídeo y quiero reconocer su valentía».

El niño que quería ser policía

Por su parte, el supremacista Tarrant escuchó una y otra vez como lo llamaban cobarde por atacar a musulmanes indefensos que oraban en las mezquitas, entre ellos niños como Mucaad Ibrahim, de tres años, a quien disparó mientras se aferraba a la pierna de su padre.

«Has matado a mi hijo, pero para mí has matado a toda Nueva Zelanda», le reclamó a Tarrant Aden Diriye, padre de Mucaad, la menor de las víctimas.

«Sé que la verdadera justicia te espera en la próxima vida y se que será más severa. Nunca te perdonaré por lo que hiciste», le espetó Diriye, quien recordó que a su hijo le gustaba jugar a ser policía.

Otro padre dolido, el exmaestro de escuela John Milne, cuyo hijo de 14 años fue asesinado en el atentado, le pidió al juez que «envíe a Brenton a Australia», a pesar de que esta decisión recae en los gobiernos y no en los tribunales.

«Estás perdonado incondicionalmente Brenton», le dijo a Tarrant este exmaestro de escuela, al instarle durante su desgarrador y emotivo testimonio que cuando muera y potencialmente vaya al paraíso «le pidas perdón a Sayaad», su hijo fallecido.

Pero Ahad Nabi, hijo de otra víctima, le pidió al juez Mander que «este parásito del mundo nunca salga libre de la prisión».

En el proceso, un representante de las víctimas y comunidades musulmanas detalló el impacto del ataque en la sociedad, que ha provocado miedo en las minorías, una menor asistencia a las mezquitas, así como el incremento de la actividad racista en el aniversario de la masacre.