Acusan a la diputada brasileña Flordelis Souza de ordenar presuntamente la muerte de su marido

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

INTERNACIONAL

Imagen de archivo de la Policía Federal brasileña
Imagen de archivo de la Policía Federal brasileña TWITTER | Europa Press

La Fiscalía considera que el móvil fueron las disputas sobre cuestiones financieras y de poder en la familia

25 ago 2020 . Actualizado a las 17:57 h.

La Fiscalía de Brasil ha denunciado este lunes a la diputada brasileña Flordelis Souza por haber ordenado presuntamente la muerte de su marido, el pastor evangélico Anderson do Carmo, que fue asesinado en el 2019 en circunstancias que todavía no se han sido esclarecido.

La viuda del pastor urdió desde el 2018 una trama para segar la vida de su esposo, 16 años más joven que ella, a través de varios envenenamientos frustrados con la ayuda de siete de sus 55 hijos, según han divulgado las autoridades tras la captura de varios de sus ellos este lunes.

Según la denuncia, recogida por Europa Press, Souza habría sido la responsable de «idear el homicidio, organizar y convencer al ejecutor del mismo y a los demás acusados de participar en el crimen bajo la simulación de que ocurrió un latrocinio». Anderson do Carmo murió tras recibir más de 30 tiros cuando llegó al garaje de la casa en la que vivía con su familia en Niteroi, en Río de Janeiro, en lo que a priori parecía la consecuencia de un hurto, según informaciones del diario Folha de S. Paulo.

Desde el principio, Souza y sus hijos aseguraron que unos ladrones eran los culpables de la muerte del pastor. Sin embargo, la Policía siempre consideró que había una intención de acabar con la vida de la víctima y no únicamente de robarle. Poco después del asesinato, en el funeral, los agentes detuvieron a Flávio dos Santos, hijo biológico de la diputada, acusado de ejecutar los disparos que mataron al pastor. También ha sido detenido, según informa la radio brasileña BandNews, Adriano dos Santos Rodrigues, por su presunta implicación en el asesinato.

Ahora, la Fiscalía señala a la diputada como la responsable de idear el asesinato y de financiar la compra del arma y avisar de la llegada de la víctima al lugar donde fue ejecutado, tal y como señalan los investigadores. La motivación principal serían cuestiones financieras y de poder en la familia, ya que el pastor controlaba todo el dinero que generaba la iglesia que los dos habían fundado juntos, el Ministério Flordelis.

Flordelis no ha podido ser detenida porque goza de inmunidad parlamentaria, pero tendrá que responder por cinco delitos diferentes: homicidio, asociación criminal, falsedad ideológica, uso de documento falso e intento de homicidio.

Tras la acción, la Justicia le prohibió salir del país y trasladar su residencia a otra ciudad. La Policía remitió a la Cámara de Diputados copia de la investigación para la adopción de las medidas administrativas pertinentes que podrían derivar en la destitución de la parlamentaria para que responda del delito en prisión. Desde el comienzo, la parlamentaria ha negado su participación en el homicidio. 

De yerno a marido y administrador de la casa

La pareja de evangélicos tenía 55 hijos, muchos de ellos afectivos, algunos adoptados legalmente y unos pocos biológicos. La mayoría eran menores que vivían en las calles, muy cerca del tráfico de drogas. Dos Santos los empezó a acoger desde la década de los 90, cuando aún vivía en Jacarezinho, una favela al norte de Río de Janeiro donde nació y creció y de la que también era vecino Anderson do Carmo.

Según testimonios de la madre del pastor a medios locales, recogidos por Efe, inicialmente Do Carmo fue novio de una de las hijas biológicas de la hoy diputada, pero luego comenzó una relación con ella. Para entonces, ella tenía 30 años, estaba separada de su primer marido y contaba con tres hijos. Do Carmo tenía 14 años de edad.

Con el tiempo la relación se fortaleció y Do Carmo pasó a ser el administrador de la casa donde ella albergaba a los demás «hijos», mientras se convertía en una especie de «manager» de la pastora. Además de promocionarla como líder evangélica, empezó a impulsarla como cantante, mientras que los trabajos domésticos eran realizados por el resto de la familia.

Con el tiempo, ella se hizo famosa por ser la «madre de 55 hijos», pero también como artista de música góspel (grabó 10 discos) y era reconocida en Brasil y en el extranjero. Todo eso le sirvió de trampolín para lanzarse a la política y fue elegida diputada federal por Río de Janeiro por el Partido Social Democrático (PSD) en el 2018.

Do Carmo creció a la par de ella, se convirtió en pastor y pasó a administrar ya no solo la casa sino todo el dinero que ingresaba con la labor de Do Santos. Eso fue lo que rebosó la copa de la pastora y lo que, según las autoridades, la llevó a quitarle la vida a su esposo pues, además de una eterna lucha de poder, ella buscaba su emancipación financiera.

Del envenenamiento a los tiros

Durante la primera fase de la investigación Flávio dos Santos Rodrigues, hijo biológico de la diputada, fue identificado como autor del crimen y Lucas César dos Santos, hijo adoptivo de la pareja, como la persona que compró el arma utilizada en el asesinato.

Sin embargo, las investigaciones policiales establecieron que los intentos de asesinato comenzaron en el 2018, cuando la congresista pretendía quitarle la vida envenenándolo gradualmente, hechos por los que Do Carmo fue internado al menos seis veces tras ingerir alimentos que lo intoxicaron.

En este cometido, la pastora supuestamente actuó con la complicidad de cuatro de sus hijos que hoy ya están tras las rejas: Marzi Teixeira da Silva (adoptada) y Simone dos Santos Rodrigues (biológica), que se encargaron de conseguir el veneno y colocarlo en la comida de Do Carmo, y André Luis de Oliveira y Carlos Ubiraci Francisco da Silva, que fueron responsables de que ingiriera los alimentos.

«Hay una certeza absoluta de que le pusieron veneno en dosis letales. Simplemente no murió porque logró recibir atención médica», dijo el comisario de la policía Allan Duarte, responsable de la investigación.

Para intentar librarse de los hechos que la vinculaban con el asesinato de su esposo, la congresista supuestamente manipuló a los hijos que fueron acusados de perpetrar el crimen durante la primera fase de la investigación y les prometió dinero y viajes a cambio de asumir el crimen y que ella no fuera mencionada en las delaciones.

En total, cuatro hijos, dos hijas y una nieta, han sido capturados por los hechos. Otras dos personas, ajenas a la familia, también fueron presas por las autoridades.