Correa desafía al poder político en Ecuador con su candidatura a vicepresidente en el 2021

Daniela Brik QUITO / EFE

INTERNACIONAL

Rafael Correa
Rafael Correa HENRY ROMERO | Reuters

El expresidente, exiliado en Bélgica, enfrenta una condena a ocho años de prisión e inhabilitación política por un caso sobornos

19 ago 2020 . Actualizado a las 12:58 h.

Rafael Correa advirtió que si le dejaban volvería a la política en Ecuador y este martes anunció oficialmente su candidatura a vicepresidente para los comicios del 2021, junto al economista Andrés Arauz, cuando el tablero electoral no ha terminado de conformarse y el actual Gobierno está en sus horas más bajas.

En una medida presentación virtual ante medios y seguidores, el exmandatario que gobernó el país entre el 2007 y el 2017, introdujo al que, de resultar victorioso en tándem, será -en la teoría- su jefe inmediato, como a uno de «los jóvenes más brillantes» que conoce.

Desde Bélgica, donde reside tras dejar el poder, ejerció de maestro de ceremonias con una puesta en escena y vídeo promocional que resaltaba el poco conocido recorrido del aspirante presidencial, sin ocultar el verdadero peso político de Correa, que por momentos, en lugar de figurar como segundo de abordo parecía el primero.

«Mi ambición nunca ha sido un puesto, una candidatura, ni siquiera ganar una elección. Mi proyecto vital [ha sido] mi patria, verla fuera del subdesarrollo, con prosperidad, justicia, alegría, por eso me preparé, luché toda mi vida», aseguró.

Críticas al Gobierno

Sin mencionar directamente al actual mandatario, Lenín Moreno, otrora aliado político y hoy uno de sus principales detractores, aseguró que a sus enemigos «no les importó destruir nuestra tierra sagrada» y justificó con esas palabras su vuelta al ruedo político.

Prometió, además, «rescatar» al país «de las ruinas del peor Gobierno de su historia», mientras que el presidenciable, de 35 años, lanzó un aviso a sus acólitos y desencantados con Moreno, de que investigará la protesta social de octubre pasado.

«Desde ya comenzaremos a preparar una comisión de la verdad para investigar quién ordenó la represión brutal de octubre, quién ordenó el autoincendio (sic) de la Contraloría, esconder a nuestros muertos, quién pactó la impunidad de Odebrecht para encarcelar a nuestro legítimo vicepresidente», advirtió Arauz.

En los mencionados disturbios, provocados por un decreto que eliminaba los subsidios a la gasolina -luego derogado-, murieron una decena de personas y más de 1.500 resultaron heridas, de ellas 435 miembros de las fuerzas de seguridad.

El binomio político, presentado por la coalición progresista Unión por la Esperanza (UNES), censuró la gestión del Gobierno de la pandemia y lo acusó de provocar «víctimas innecesarias», tanto en el ámbito de la salud como en el social, laboral y económico.

Arauz enumeró una serie de «Gobiernos amigos», entre ellos, Argentina, México, Rusia y Cuba, de los que dijo «conseguiremos la vacuna para superar esta fase de pandemia», algo que «ya está hablado».

Un desconocido candidato a presidente

Fuentes del entorno correísta describen a Arauz como una persona de «espíritu pragmático», nacido de las filas de la Revolución Ciudadana, bandera ecuatoriana del pensamiento del socialismo del siglo XXI, pero de perfil «limpio» judicialmente.

El paralelismo de la candidatura presidencial de izquierdas que aspira a «recuperar» espacios de poder en Ecuador, con la formada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina es inevitable, aunque son muchas las diferencias de fondo entre los candidatos, si bien la fórmula es similar.

El joven candidato ecuatoriano, experto en economía pública, que se desempeñó brevemente como titular de Talento Humano y Cultura en Gobiernos de Correa y cursa un doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no cuenta con la trayectoria que tuvo Fernández en los Gobiernos kirchneristas.

Aunque inició su recorrido público con 22 años, Arauz domina, según su mentor político, cuatro idiomas y también es economista, estudios que cursó en la Universidad de Michigan (EE.UU.), lo que hace pensar en un alter ego del propio Correa.

Pero sobre todo, es savia nueva para el correísmo después de que muchos de sus dirigentes o potenciales aspirantes abandonaran el país o buscaran refugio en «embajadas amigas», en la mayoría de los casos por supuesta corrupción.

«El país exigía y exige rostros nuevos. Hemos continuado preparando los nuevos cuadros que tomen la posta, que continúen en la lucha», afirmó Correa al respecto.

Moreno, que según una encuesta de este mes tiene apenas una aprobación del 8 %, frente al 77 % que gozaba al inicio de su mandato, no concurrirá a los comicios ni manifestado sucesor.

Varias formaciones han expresado su apoyo a una eventual candidatura del exvicepresidente Otto Sonnenholzner, que de momento, guarda mutismo, mientras se van postulando los primeros candidatos. Una decena a siete meses de la primera ronda electoral.

El anuncio de Correa se produce a menos de una semana de que las organizaciones políticas celebren primarias y definan sus perfiles para las presidenciales del 7 de febrero próximo. El binomio ganador gobernará el país entre mayo del 2021 y del 2025.

Procesos judiciales

Correa fue declarado culpable de cohecho en primera y segunda instancia y condenado a ocho años de prisión e inhabilitación política por el caso Sobornos 2012-2016 durante su mandato.

La defensa del expresidente ecuatoriano presentó el 7 de agosto, en Quito, un recurso de casación ante la Corte Nacional de Justicia (CNJ) y este lunes se conformó por votación el tribunal que verá el recurso.

La candidatura de Correa podría bloquear el proceso judicial de forma temporal, dado que los candidatos electorales disponen de inmunidad durante el proceso.

Para ello deberá inscribirse ante la autoridad electoral y está por ver si puede hacerlo de forma no presencial. En principio lo haría por poder en el Consejo ecuatoriano en Bélgica.

Correa es requerido por la Justicia ecuatoriana en otro caso, el del secuestro del opositor Fernando Balda, en Colombia en el 2012, por el que el pasado viernes fue condenado en primera instancia a nueve años de prisión el que fuera su secretario Nacional de Inteligencia (Senain), Pablo Romero.