Colombia sufre dos masacres de jóvenes en menos de una semana

Redacción AGENCIAS

INTERNACIONAL

Familiares se despiden de una de las víctimas de la masacre de nueve jóvenes en Colombia
Familiares se despiden de una de las víctimas de la masacre de nueve jóvenes en Colombia Sebastián Leonardo Castro | Efe

Las autoridades atribuyen los hechos a los narcotraficantes y temen que esos grupos conviertan a los adolescentes en sus principales víctimas

17 ago 2020 . Actualizado a las 16:42 h.

El departamento de Nariño, en el suroeste de Colombia, despertó el domingo pasado con la noticia de una masacre de nueve jóvenes durante la noche del sábado, que fueron asesinados a tiros cuando estaban reunidos cerca de Samaniego. La tragedia ocurrió menos de una semana después de que otros cinco adolescentes fueran encontrados sin vida y con señales de tortura en Cali, al sudoeste de Bogotá, el pasado martes. Las autoridades locales y organizaciones defensoras de los derechos humanos temen que los jóvenes sean el nuevo blanco de una violencia impulsada por economías ilegales como el narcotráfico.

Las víctimas, según las primeras informaciones, eran universitarios que habían regresado a sus casas para pasar el confinamiento con sus familias y el sábado por la noche se reunieron en una casa de campo en las afueras de Samaniego para salir de la rutina del encierro. Sobre las diez de la noche, varios hombres armados llegaron y dispararon contra el grupo. Dos personas fueron detenidas y el Gobierno ha anunciado una recompensa de 200 millones de pesos (unos 44.500 euros) para quien aporte información que conduzca a la captura de todos los implicados en este crimen.

El presidente de Colombia, Iván Duque, ha lamentado la muerte de los jóvenes y ha atribuido la masacre a la violencia de grupos paramilitares. «Quiero hablarle al país con mucha claridad: estos hechos están ocurriendo por el narcotráfico, por la presencia de grupos ilegales que quieren llenar de actividades ilícitas muchos lugares del territorio», afirmó.

Grupos paramilitares

«La existencia de masacres en el país manifiesta el altísimo grado de crudeza con la que los actores armados ilegales se encuentran disputándose los territorios para someter a la población civil a regímenes arbitrarios de violencia», aseguró la Defensoría del Pueblo. Desde que el Gobierno negoció el acuerdo de paz con las Farc, grupos paramilitares, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidos como Clan del Golfo, disputan por el control de regiones antes dominadas por las Farc y abandonadas por el Estado.

La crisis del coronavirus también ha fortalecido el sometimiento de la población a los paramilitares, «que amenazan a quien no cumpla con la cuarentena, al que no se confine, y están haciendo una labor que debería hacer el Estado», según el director de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), León Valencia. 

Para atender la situación, este domingo viajaron a la zona donde los nueve jóvenes fueron asesinados el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo; el comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro; y el director de la Policía, general Óscar Atehortúa, entre otros, para «definir nuevas acciones y medidas» ante lo ocurrido.

Matanzas por todo el país

La masacre perpetrada la noche del sábado en Samaniego provocó el rechazo de la población así como los cinco menores, entre 14 y 15 años, asesinados el pasado martes en un cañaveral ubicado detrás del barrio Llano Verde, en Cali, capital del Valle del Cauca.

Valencia relaciona este caso con las muertes de líderes sociales que vienen ocurriendo en el país desde el 2016, cuando el acuerdo de paz con las Farc fue firmado. «Hay una hipótesis que circula mucho en Cali y es que al gestor cultural Cristian Adrián Ángulo lo mató la Policía en marzo pasado y luego, para que no hablaran los cinco jóvenes que presenciaron el asesinato, matan a estos cinco jóvenes», expresó el director de Pares.

El pasado lunes, dos estudiantes de 12 y 17 años también fueron asesinados en la localidad de Leiva, en Nariño, mientras llevaban la tarea escolar a su profesora ya que no hay clases presenciales debido al confinamiento por el covid-19

«Volvemos a ese tiempo triste de hace unos 20 años donde se generalizaron todas esas masacres. Antes tenían una 'justificación' de que eran masacres de gente que colaboraba con las guerrillas y ahora son unas cosas completamente absurdas», dice Valencia.