La Fiscalía rusa pide 18 años de prisión contra un exmarine de EE.UU. acusado de espionaje

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Paul Whelan fue detenido por agentes rusoso en diciembre del 2018
Paul Whelan fue detenido por agentes rusoso en diciembre del 2018 Gleb Schelkunov | Europa Press

Paul Whelan, detenido en el 2018 en un hotel de Moscú, niega los cargos

25 may 2020 . Actualizado a las 18:57 h.

La Fiscalía rusa ha pedido este lunes una pena de 18 años de prisión para el ciudadano estadounidense Paul Whelan, un exinfante de marina detenido en Moscú en diciembre del 2018 y acusado de espionajeLa sentencia se conocerá el próximo 15 de junio.

Su abogado, Vladimir Zherebenkov, ha indicado que los fiscales han exigido que su cliente permanezca encarcelado durante 18 años «bajo un duro régimen». «Para ser honestos, estamos en shock», ha manifestado a la salida de los juzgados donde se está celebrando el juicio.

Por su parte, Whelan ha reaccionado con «calma». «Se está comportando con dignidad», ha manifestado el letrado, según informaciones recogidas por Europa Press del diario The Moscow Times. Para la Fiscalía, Whelan no solo era funcionario de inteligencia de Estados Unidos sino que además habría desempeñado el cargo «al menos de coronel».

Sin embargo, el exmarine ha asegurado que «no ha realizado actividad alguna de espionaje ni ha estado recopilando información secreta o clasificada».

Whelan, de 50 años y que tiene pasaporte estadounidense, canadiense y británico, fue detenido el 28 de diciembre del 2018 por agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) en un hotel de Moscú por presuntas «actividades de espionaje», supuestamente a favor de Estados Unidos. El antiguo infante de marina recibió supuestamente de un conocido un lápiz de memoria que «contenía la lista completa de los trabajadores de un servicio secreto» ruso.

El exmarine estadounidense, de 50 años, sostiene que le tendieron una trampa. De acuerdo con su versión, el pendrive se lo dio un conocido ruso y creía que contenía fotos de vacaciones.

El juicio en su contra, que comenzó en marzo, ha continuado a puerta cerrada en Moscú, la capital rusa, a pesar de la pandemia de coronavirus.