Bolsonaro pierde el apoyo de los militares tras la salida de Moro y se arriesga a un «impeachment»

héctor estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Joédson Alves

La dimisión de Sergio Moro incendia la política brasileña

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La dimisión de Sergio Moro como ministro de Justicia y Seguridad ha incendiado la política brasileña. El exjuez del caso Lava Jato, que puso entre rejas a algunos de los empresarios y políticos más importantes de Brasil, incluido el expresidente, Lula Da Silva, renunció el viernes a su cargo, denunciando «injerencia política» en la Policía Federal, después de que el actual mandatario, Jair Bolsonaro, destituyese al director de ese organismo.

Su salida supone un duro golpe para el Gobierno del líder ultraderechista. Moro era el miembro más popular del Gabinete, y también la cara visible del ala tecnócrata, junto al ministro de Economía, Paulo Guedes. El Ejecutivo podría perder el apoyo de sectores del centro y la derecha tras la renuncia del exjuez.

Esos grupos ya habían mostrado su malestar con la destitución de Luiz Enrique Mandetta, que perdió su puesto como ministro de Salud tras enfrentarse a Bolsonaro por defender mayores medidas de aislamiento contra el coronavirus, al contrario que el presidente, que aboga por confinar solo a grupos de riesgo para no dañar la economía.

De hecho, una de las reacciones más drásticas fue la del Partido Social Liberal (PSL), en el que Bolsonaro militó hasta finales del pasado año. Su portavoz, Joice Hasselman, exlíder del Gobierno en el Congreso y biógrafa de Moro, pidió ayer el impeachment contra Bolsonaro.

Moro dijo, durante su discurso de renuncia, que Bolsonaro habría querido tener acceso informaciones de inteligencia de la Policía Federal. Hasselman escribe en su denuncia que dicha postura habría violado la Ley de Responsabilidad. La congresista no oculta sus preferencias. «Comienza ahora la campaña Moro 2022. Moro mostró su altura. Es un héroe nacional. No se alía con corruptos, no ahoga investigaciones, no negocia con bandidos», escribió en Internet.

Un presidenciable más

Moro cuenta con el apoyo del 53 % de la población, superior al 36 % que tenía el Gobierno a principios de abril, y muchos lo consideran presidenciable. El exjuez es alabado y denostado con la misma fuerza. Sus detractores critican que no es imparcial y que abusó de las leyes para encarcelar a Lula.

Los líderes del Senado y de la Cámara, que militan en el partido centroderechista Demócratas, del exministro destituido Mandetta, creen que la posibilidad de un juicio político a Bolsonaro es remota. Tendrían sobre la mesa hasta 24 peticiones de impeachment. El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, reclamó también, este viernes, el inicio de una investigación para definir si Bolsonaro intentó interferir en investigaciones policiales en curso.

Pero no solo los sectores centroderechistas estarían preocupados con el devenir de los acontecimientos. Los militares, fuertes en el Gobierno, estarían contemplando la posibilidad de retirar el apoyo al presidente, según Folha de Sao Paulo. La cúpula del Ejército estaría molesta por no haber sido consultada sobre el cese del líder de la Policía Federal y por las denuncias de tentativa de «interferencia política» realizada por Moro.

Mientras se desarrollaban los acontecimientos, el presidente y el exjuez se enzarzaron en una batalla pública por el relato que se extendió hasta el sábado. Bolsonaro calificó la supuesta injerencia en la policía federal como «acusaciones sin fundamento», presentó a Moro como un ególatra oportunista, y dijo que el exministro había aceptado la destitución del jefe de la policía a cambio de un puesto en el Tribunal Supremo, extremo que el exjuez desmintió poco después en televisión mostrando conversaciones personales de WhatsApp.