La falta de acuerdo encamina a Israel a sus cuartas elecciones

Mikel Ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

El presidente Reuven Rivlin, en la sesión del Parlamento semivacío este jueves
El presidente Reuven Rivlin, en la sesión del Parlamento semivacío este jueves Haim Zach / GPO / dpa | Reuters

Los problemas de Netanyahu con la justicia torpedean la última oportunidad de llegar a un acuerdo de gobierno con su rival, Benny Gantz

16 abr 2020 . Actualizado a las 20:44 h.

Israel se asoma a las cuartas elecciones tras el fracaso de las negociaciones entre Benjamín Netanyahu y Benny Gantz. Las ambiciones personales pudieron más que la emergencia por el coronavirus y, aunque el diálogo sigue abierto, se mantiene el bloqueo político que vive el país desde hace más de un año. Cumplido el plazo inicial y las 48 horas extra concedidas a Gantz por el presidente, Reuven Rivlin, este decidió ceder la responsabilidad de formar Gobierno al Parlamento. De esta manera, se puso en marcha un nuevo plazo de 21 días tras los que, si ninguno de los diputados logra superar los 61 escaños necesarios, se disolverá la Cámara y los israelíes deberán volver por cuarta vez a las urnas. La fecha límite es el 7 de mayo. «Netanyahu prefiere ir a unas nuevas elecciones que aceptar un compromiso», declaró la coalición Azul y Blanco tras el fracaso a la hora de alcanzar un pacto.

Todo parecía bien encaminado desde que, a finales de marzo, Gantz decidió de manera sorpresiva aceptar el puesto de presidente del Parlamento, un gesto dirigido a Netanyahu que le costó la división en el seno de su coalición. Después de tres elecciones en las que el exjefe del Ejército puso contra las cuerdas al líder del Likud con la lucha contra la corrupción por bandera, dejó esta bandera a un lado y se sentó con Netanyahu porque «la población de Israel nos exige que nos unamos por el combate sagrado contra el coronavirus y sus efectos».

El principio de acuerdo recogía una jefatura de Gobierno rotatoria en un plazo de 18 meses, pero no abordaba un tema espinoso como las medidas que exige el Likud para blindar a su líder ante la Justicia.

Vetar a jueces

Netanyahu ha encabezado la lucha contra el coronavirus en Israel -donde hasta el momento han muerto 140 personas y hay más de 12.500 contagiados-, y en la negociación con Gantz su delicada situación judicial ha podido más que la urgencia por tener un Gobierno fuerte para frenar la pandemia. Los medios locales destacaron que los principales obstáculos para el acuerdo fueron la petición del Likud de tener capacidad de veto en los nombramientos judiciales y de Netanyahu de garantizar que el Tribunal Supremo no le pueda arrebatar el poder por las acusaciones de corrupción que pesan en su contra. El primer ministro en funciones está imputado por los delitos de cohecho, fraude y abuso de confianza y en total se enfrenta a penas de más de diez años de prisión. Su juicio debería haber comenzado hace un mes, pero se retrasó debido a las medidas de emergencia por la pandemia.

Ahora, en el Parlamento, tanto Netanyahu como Gantz pueden intentar sumar los apoyos que les den los 61 escaños necesarios, pero en este pulso es Netanyahu el beneficiado ya que el exjefe del Ejército ha quedado muy tocado tras traicionar a sus votantes y exaliados en Azul y Blanco.