Una acusación de agresión sexual amarga la candidatura de Biden

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Biden y su mujer Jill, el pasado 10 de marzo
Biden y su mujer Jill, el pasado 10 de marzo BRENDAN MCDERMID | Reuters

Bernie Sanders anuncia su respaldo a la campaña del exvicepresiente

14 abr 2020 . Actualizado a las 15:13 h.

Hace un año, cuando el exvicepresidente Joe Biden no había anunciado oficialmente su candidatura a la presidencia, ocho mujeres dieron el paso de explicar cómo el segundo de Barack Obama les había incomodado. Una de ellas detalló que Biden, sin su consentimiento, le había puesto la mano en el muslo. Otra, que mientras posaban para una foto, el político fue dejando caer la mano por su espalda. También hubo quien dijo que la besó en la nuca. Diferentes situaciones que describían un comportamiento que, cuando menos, parece inadecuado. Pero de lo inadecuado al delito hay un trecho, y una de las mujeres que dio testimonio entonces acusa ahora a Biden de agresión sexual. Su equipo de campaña ha negado tajantemente la acusación.

Tara Reade, de 56 años, tenía 29 cuando se produjeron los presuntos hechos. Hace tres semanas describió por primera vez en una entrevista cómo el exvicepresidente, entonces un senador para el que ella trabajó durante unos meses como parte del equipo de su oficina en el Congreso, la empujó contra una pared, le metió la mano bajo su falda y le introdujo los dedos en la vagina. Un año atrás, Reade había explicado que Biden «solía poner su mano en mi hombro y recorrer mi cuello con sus dedos», lo que, según explicó, la paralizaba. Añadió que le redujeron sus responsabilidades en la oficina tras negarse supuestamente a servir copas en un evento. De acuerdo a su relato, supo por miembros del equipo del entonces senador que a este le gustaban sus piernas. Reade definió en el 2019 a Biden como «un hombre de su tiempo, un senador muy poderoso rodeado de gente que le decía que [ese comportamiento] estaba bien».

Hace un año, cuando las ocho mujeres dieron el paso de hacer pública su experiencia, el ahora candidato demócrata a la Casa Blanca publicó un vídeo en el que, sin llegar a disculparse, parecía asumir el argumento de Tara Reade sobre el cambio de los tiempos. «Los límites de protección del espacio personal se han reajustado», dijo entonces. «Lo entiendo, lo entiendo. Escucho lo que dicen y lo entiendo». Joe Biden defendió que aquellos gestos eran «de apoyo y ánimo», parte de su forma de «conectar con la gente», pero se comprometía a ser «más consciente y respetuoso del espacio personal».

Tanto The New York Times como The Washington Post han entrevistado al equipo que trabajaba con Biden en 1993 y nadie dice tener conocimiento de los hechos. El pasado jueves, Tara Reade presentó una queja en una comisaría de Washington con el objetivo, explicó, de que la policía esté al tanto de su denuncia ante potenciales amenazas. 

En el registro policial no figura el nombre de Biden, pero sí que «ella cree que fue víctima de un abuso sexual». Por el momento no hay rastro de una queja que ella asegura que presentó en 1993 en la oficina de personal del Senado.

Pero no todo fueron malas noticias para Biden. Bernie Sanders anunció su respaldo la candidatura de quien hasta la semana pasada era su rival en la contienda por la nominación demócrata.

En una aparición por sorpresa en un acto virtual del candidato pidió el voto para Joe Biden con el objetivo de derrotar «al presidente más peligroso».