El Gobierno de Bolsonaro, cada vez más fracturado

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Bolsonaro, a su salida del palacio Alvorada
Bolsonaro, a su salida del palacio Alvorada ADRIANO MACHADO | Reuters

El pulso del presidente con el ministro de Salud deja en evidencia el poder de los militares del Gobierno

08 abr 2020 . Actualizado a las 08:48 h.

Horas de tensión y frenéticas reuniones en el Gobierno de Brasil. El ministro de Salud, Luiz Enrique Mandetta, estuvo a punto de ser destituido el lunes por el presidente Jair Bolsonaro. Tanto, que el traumatólogo retirado del Ejército, que cuenta con un apoyo de más del 74 % de la población, llegó a confesar que su equipo ya estaba vaciando los cajones de su escritorio. Pero finalmente la destitución no se produjo. Mandetta, defensor de mayores medidas de cuarentena, y muy desacreditado por el desgastado Bolsonaro, que prioriza la economía, permanecerá en su puesto. «Mandetta sigue en el combate. Él se queda», anunció el vicepresidente y general retirado del Ejército, Hamilton Mourão, cuya influencia en los ministros está creciendo durante esta crisis, que ya deja al menos 12.345 casos confirmados de coronavirus y 581 muertes en Brasil.

De hecho, Bolsonaro habría sido convencido por los militares, como los ministros Walter Braga Netto, que dirige la Casa Civil, y Luiz Eduardo Ramos, titular de la Secretaría de Gobierno, de que la mejor decisión sería mantener al ministro, según informó la revista Veja y filtraron también otros medios brasileños. 

Creciente influencia

Son muchos los rumores que relatan una creciente influencia del Ejército en el Gobierno, incluso contraviniendo a Bolsonaro. El domingo, los militares publicaron en su página web un documento alineado con las medidas de la OMS contra la crisis, criticadas por Bolsonaro, aunque por la tarde había desaparecido del sitio de Internet. DefensaNet, una web que los miembros del Ejército usan para mediar en la política, aseguraba que Braga Netto habría sido nombrado jefe del Estado Mayor del Gobierno para coordinar las acciones del Ejecutivo sin reparar en si ello «contradice las declaraciones del presidente Bolsonaro».

Y es que el líder ultraderechista, que alertó el domingo contra los «ministros que se creen estrellas», y considera que a Mandetta le falta humildad y «habla por los codos», está viendo cómo sus alianzas se están desgastando.

El presidente del Senado, Davi Alcolumbre, del partido conservador Demócratas, formación a la que también pertenece Mandetta, llegó a sugerir que rompería con el Ejecutivo si Bolsonaro destituía al ministro.

El líder de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, también de Demócratas, dijo que el presidente podría tener que afrontar un proceso judicial si desoye las recomendaciones de la OMS sobre la pandemia.

Las instituciones de Brasil parecen estar en contra de la visión de Bolsonaro acerca de la crisis. Roberto Barroso, miembro del Tribunal Supremo, llegó a asegurar que no tolerará un «genocidio» en un país en el que 26 de los 27 gobernadores parecen haber roto también con el presidente. Algunos de ellos, como los de São Paulo y Río de Janeiro, antiguos aliados de Bolsonaro, han establecido fuertes cuarentenas en sus Estados.

Las políticas del presidente con el coronavirus cuentan con el apoyo de tres de cada diez brasileños, según una encuesta publicada el domingo. Sus seguidores han realizado manifestaciones, en los últimos días, pidiendo volver a trabajar. Además, seis de cada diez brasileños no quieren que renuncie. El presidente lanzó varios mensajes ayer a través de Internet, defendiendo su posición de tratar a los enfermos de coronavirus con hidroxicloroquina, una posición defendida también por Donald Trump.