La pandemia se ceba con los alcaldes y candidatos franceses tras las municipales

Paula Rosas PARÍS / COLPISA

INTERNACIONAL

La primera vuelta de las municipales se celebraron el dia 15 de marzo con una alta abstención. La segunda vuelta ha quedado aplazada
La primera vuelta de las municipales se celebraron el dia 15 de marzo con una alta abstención. La segunda vuelta ha quedado aplazada CHRISTIAN HARTMANN \ Reuters

Al menos tres regidores han fallecido, mientras que decenas de asesores, presidentes y vocales de mesa se han infectado

31 mar 2020 . Actualizado a las 18:03 h.

Hasta el último día de campaña, Chafa Zehmoul estuvo dando besos, abrazos y apretones de manos a diestro y siniestro. Durante semanas, ella y su equipo se patearon mercados, hicieron el puerta a puerta, organizaron mítines y entraron en las casas de sus vecinos de Saint Fons. Los síntomas empezaron al día siguiente de los comicios. Dolores musculares, fiebre y tos. Sus colaboradores fueron cayendo poco a poco. Al cabo de dos días empezaron las hospitalizaciones. Veinte personas de su equipo se han visto afectadas ya por el COVID-19, cuatro siguen ingresadas, una de ellas en estado grave

«Es una auténtica catástrofe», se lamenta la candidata por teléfono desde su casa en esta población de la periferia lionesa, donde lleva recluida desde entonces.

La historia se repite en decenas de localidades francesas, donde alcaldes, concejales y candidatos municipales han recibido con toda su dureza el impacto de la epidemia de coronavirus. La clase política lamentaba esta semana la muerte del exministro Patrick Devedjian, pero a nivel local el golpe es aún más duro. El virus no entiende ni de política ni de geografía, y los contagios se extienden en zonas rurales y urbanas, a izquierda y derecha, en el norte y en el sur, con graves consecuencias.

Al menos tres regidores han fallecido, mientras que decenas de asesores municipales, presidentes y vocales de mesa se han infectado. «El mensaje fue contradictorio desde el Gobierno, porque nos dijeron que los ancianos debían quedarse en casa, que era peligroso salir, pero que podíamos ir a votar», señala la candidata, cabeza de lista de un pequeño partido de sociedad civil local que quedó cuarto en la primera vuelta de los comicios.

Zehmoul y su equipo se contagiaron durante la campaña y probablemente ayudaron, involuntariamente, a expandir la epidemia entre sus vecinos. La candidata prepara una demanda contra el primer ministro, Édouard Philippe, por mantener la fecha de los comicios a pesar de los riesgos. «¿Y de qué sirvió? Muchísima gente se quedó en casa por miedo al contagio, los resultados ni siquiera son representativos», lamenta. En Saint Fons, la abstención superó el 70 %.

Infinidad de casos

El goteo sobre nuevos contagios relacionados con los comicios es constante. En Coudekerque-Branche, localidad localidad limítrofe con Dunkerque, la mitad de la lista del alcalde David Bailleul -17 personas en total- han sido víctimas, más o menos graves, del temido coronavirus.Todos estuvieron en algún colegio electoral el pasado día 15 como interventores.

«Matemáticamente estamos en el tiempo medio de incubación. La democracia no tiene precio pero tiene un coste sanitario», explicaba esta semana Bailleul a La Voix du Nord. En Marsella, varios candidatos de Los Republicanos también han dado positivo y planean asimismo acciones contra el Gobierno.

El Ejecutivo de París estuvo dudando hasta el último momento en si debía aplazar los comicios. El jueves antes de las elecciones, en un discurso solemne a la nación, el presidente Emmanuel Macron aseguraba que el comité científico que le asesora juzgaba que era seguro celebrarlos. En Francia ya había entonces más de 2.800 contagiados y 61 fallecidos. Dos días después de que los franceses acudieran a las urnas, el Gobierno decretaba el confinamiento obligatorio. La segunda vuelta fue, obviamente, aplazada.

Es posible que en la decisión de Macron también pesara el rechazo visceral que la posibilidad de postergarlos había generado en parte de la oposición. El presidente del partido mayoritario de la derecha, Christian Jacob, llegó a decir que aplazarlos sería como dar un «golpe de Estado». Jacob se contagió poco después por el coronavirus y el martes depositaba en el Gobierno la única responsabilidad de mantenerlos.