Siglo y medio de la guerra que todavía traumatiza a Paraguay

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente Mario Abdo Benítez durante el homenaje al héroe nacional Francisco Solano López, en el Parque Nacional Cerro Corá
El presidente Mario Abdo Benítez durante el homenaje al héroe nacional Francisco Solano López, en el Parque Nacional Cerro Corá Efe

Las consecuencias del conflicto lastran en la actualidad el desarrollo económico, social y político del país

17 mar 2020 . Actualizado a las 10:56 h.

El Parque Nacional Cerro Corá fue escenario, hace 150 años, de uno de los mayores acontecimientos históricos de Paraguay. El primero de marzo de 1870, a la orilla de un arroyo, un soldado brasileño puso, con su lanza, fin a la vida del general y presidente paraguayo, Francisco Solano López, finalizando así una guerra, iniciada seis años antes, que creó un profundo trauma en la nación que perdió el conflicto.

La guerra de la Triple Alianza, pactada por Brasil, Uruguay y Argentina contra Paraguay, dejó al menos 400.000 muertos, según los historiadores. De ellos, 120.000 fueron hombres de las naciones aliadas.

Pero la peor parte se la llevó la ciudadanía paraguaya. Al menos 280.000 personas, en su mayoría civiles, muchos de ellos menores de edad, perecieron en las batallas, o debido al cólera y al hambre. El país había perdido dos tercios de su población, y alrededor del 90 % de los hombres, además de sus reclamos territoriales en Argentina y Brasil. Una catástrofe que aún persigue al país, según parte de los políticos y los historiadores paraguayos.

«Nunca se hizo un estudio respecto a los daños sociológicos a una población que vio morir a la mayoría de nuestros seres queridos. Estoy seguro de que eso afectó al ser nacional de nuestro país, desde nuestros comportamientos hasta nuestras costumbres», comenta a La Voz el promotor cultural paraguayo Fabián Chamorro.

Paraguay era, a mediados del siglo XIX, un país singular en el mundo. Había alcanzado autonomía manteniendo distancia del sistema de comercio mundial, levantando la suspicacia de Estados como el Reino Unido. Algunos historiadores consideran que la corona británica influyó en la generación del conflicto.

«La economía paraguaya tenía dos peculiaridades. Su principal actor era el Estado, y desarrollaba un capitalismo estatal con una fuerte participación de los miembros de la familia presidencial y la élite ganadera. Con los recursos generados por los impuestos y los negocios del Estado, que controlaba, por ejemplo, la exportación de madera, cuero y tabacos, se inició un plan de modernización que implicó la instalación de un arsenal y astillero en Asunción y una fundición de hierro que, junto al ferrocarril y los buques a vapor, permitieron al país realizar un importante salto tecnológico», destaca el historiador paraguayo Herib Caballero.

Pero ese desarrollo y modelo de Estado se acabó tras el conflicto. «Además del desastre demográfico, se produjo una dependencia en préstamos internacionales que fueron dilapidados y no surtieron efecto en la recuperación del país. Paraguay estuvo en mora de préstamos hasta finales de la década de 1930», asegura Chamorro. Para pagar esos préstamos se vendió terreno público a compañías extranjeras. Paraguay es hoy uno de los países del mundo con mayor iniquidad en la distribución de tierras. El 2,5 % de los propietarios posee el 85 % del territorio disponible para agricultura. El 14 %, además, está en manos de brasileños, que suponen un gran poder económico y de presión. 

Represa de Itaipú

Brasil quedó en superioridad tras terminar la guerra. Ambos países comparten la propiedad de la represa de Itaipú, la mayor generadora de energía hidroeléctrica del mundo. El gigante americano prestó a Paraguay el dinero para la construcción de su parte de la presa, y ambos países debían compartir beneficios, pero un estudio reciente asegura que el país guaraní ha perdido más de 65.000 millones de euros en tres décadas debido a distintas previsiones del tratado de operación de la presa. Todo ello lastró el desenvolvimiento económico del país, que ahora registra algunos de los indicadores de desarrollo más atrasados de Sudamérica.

Pero también afectó a las relaciones sociales internas. Parte de los expertos en relaciones de género creen que la guerra, junto a otros conflictos y al desarrollo del país en el siglo XX -cuando fue escenario de otra dictadura, la de Alfredo Stroessner (1954-1989)- influyó en la persistencia del machismo.

En Paraguay existe la tendencia política de escudar los problemas del país en la guerra. Pero parte de los historiadores, eso sí, discrepan de esa visión. «La situación actual en la que se encuentra el país es a consecuencia de las políticas propias de los sucesivos Gobiernos que, por diferentes factores, principalmente la corrupción, han dilapidado importantes sumas de dinero», dice el historiador Chamorro, 150 años después de que Paraguay pasase por el mayor trauma de su historia.