Míchigan empuja a Joe Biden hacia la Casa Blanca

Carlos Pérez Cruz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Lora Olive / ZUMA Wire / dpa

Bernie Sanders no arroja la toalla y asegura que está venciendo la batalla ideológica

12 mar 2020 . Actualizado a las 00:45 h.

No es una cuestión matemática, es una cuestión de inercia. No es que Bernie Sanders ya no tenga opciones, es que el Partido Demócrata ha reaccionado a tiempo para evitarlo. Sin sutilezas, y en poco más de una semana, el establishment ha ejecutado una operación sumamente efectiva y articulada en torno a Joe Biden. Con Donald Trump esperando en noviembre, concluyó que era demasiado riesgo enfrentarle con las propuestas socialdemócratas del senador. Con hasta once candidatos activos al inicio de las primarias, decidió que la multitud era un riesgo. Con la izquierda decantada por Bernie Sanders, intervino para abrirle camino el segundo de Barack Obama en el flanco moderado. De supermartes a minisupermartes, Joe Biden ha pasado del purgatorio al cielo.

El martes 3 de marzo, Joe Biden logró imponerse en votos en diez de los catorce estados en juego, aunque Bernie Sanders probablemente se quedará con California, el trozo más grande del pastel de los delegados y que todavía sigue con el recuento por cerrar. El martes 10, con seis estados, ese trozo fue para Biden, que ganó con claridad en Míchigan, donde Sanders se impuso hace cuatro años a Hillary Clinton y que, como estado bisagra, es fundamental para decantar la balanza de las presidenciales. El mensaje parece haber calado entre los votantes: Joe Biden es la apuesta segura.

Tras la suspensión de los mítines con motivo de la alerta sanitaria por la propagación del coronavirus, Joe Biden celebró sin público sus buenos resultados desde la sede central de su campaña en Filadelfia. «Estamos realmente vivos», festejó antes de dirigirse por primera vez a los votantes de Bernie Sanders, de quienes resaltó su «incansable energía y pasión». En previsión de su posible apatía en noviembre, les aseguró que «compartimos un objetivo común»: Donald Trump. Los necesita para ser competitivo frente al presidente.

Sin embargo, Sanders conoce la importancia de sus seguidores. Lejos de arrojar la toalla, compareció este miércoles para anunciar que sigue adelante y que el domingo, por lo tanto, estará en el primer debate cara a cara entre los dos finalistas de las primarias. Aunque admitió que la del martes «no fue una buena noche», el senador aseguró que «la mayoría de estadounidenses apoya nuestra agenda progresista», y se remitió a las encuestas para demostrar que los jóvenes están con él. «Estamos ganando el debate generacional», reivindicó Sanders, aunque concedió que de momento Biden vence en el de la percepción sobre quién tiene más opciones de derrotar a Trump.

Nueva fase

Las primarias entran en una nueva fase. Biden es el claro favorito pero Sanders pretende cuando menos influir en la agenda y evitar que el establishment demócrata dé por descontado el voto de sus seguidores. «Necesitáis ganaros a los votantes que representan el futuro de nuestro país», advirtió dirigiéndose al aparato del Partido Demócrata. Tanto para apurar sus últimas opciones como para no dejar en la estacada a quienes han apostado por él y aspiran a la transformación estructural de Estados Unidos que representa su programa, Sanders anticipó que el domingo intentará que el exvicepresidente se posicione sobre los temas de salud, educación o medio ambiente que son el motor de su campaña.