Las muertes por encargo se especializan en Colombia

Hector Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

ERNESTO GUZMAN JR | EFE

Los sicarios, cada vez más profesionales, están detrás del 52 % de los homicidios registrados en el país

16 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Centro de Cali. Primera hora de la tarde. El fiscal Alcibíades Libreros detiene su vehículo al otear la luz roja de un semáforo. Instantes después, de súbito, un hombre de camiseta roja se acerca a la ventanilla, y le descerraja varios tiros. El individuo escapa del lugar a la carrera, y finalmente huye, junto a un compinche, en una motocicleta.

El crimen tuvo lugar el pasado 29 de diciembre. Fue uno de los últimos asesinatos por encargo del 2019 en Colombia. El flagelo de los sicarios no solo no se agota en el país cafetero, sino que ha aumentado en el último año.

Al menos 6.466 personas fueron abatidas por encargo en el 2019, según la Fiscalía General. Las muertes a manos de sicarios supusieron el 52,6 % de los homicidios registrados en el país, descontadas las cifras de asesinados en peleas, atracos o incidentes domésticos. El dato es especialmente preocupante si se tiene en cuenta que los homicidios se han reducido en el país, de los 12.584 casos registrados en el 2018 a los 12.277 del año pasado. Por eso, muchos expertos se han planteado la posibilidad de que el crimen en Colombia se esté especializando.

«La división de tareas y la distinción de roles de los criminales ha sido un factor visible desde hace tiempo. Hay evidencia de que prácticas como el alquiler de armas y el asesinato por encargo se dan en criminales de largas carreras, y de ahí la especialización», considera Jorge Restrepo, analista del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) de Colombia.

El narcotráfico es el principal motor de los sicarios en el mayor país productor de cocaína del mundo. Decenas de grupos armados se mueven alrededor de la droga, y luchan por controlar los principales corredores del narcotráfico, así como las zonas de producción, generando violencia.

Cali y Medellín, donde continúan operando grupos que antaño trabajaban para los antiguos carteles, siguen siendo las ciudades más golpeadas por la acción de los sicarios, pero las muertes por encargo se han extendido de forma preocupante en otras regiones.

Cauca es, en estos momentos, una de las plazas que más preocupa a las autoridades. Al menos 321 personas fueron víctimas de los sicarios durante el 2019, en una zona boscosa y montañosa, muy afectada por el narcotráfico, y donde organizaciones como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), los disidentes de las extintas FARC o el clan del golfo (narcoparamilitares) luchan por el territorio, según los expertos en seguridad.

Las muertes por encargo han aumentado de forma considerable en esa región. «Las organizaciones criminales estructuradas prosperan precisamente porque pueden acudir a los profesionales de la violencia que ofrecen sus servicios. Una de las principales evidencias es la reincidencia, que no es sino la expresión de esa especialización y la persistencia en el crimen violento», considera el analista Restrepo.

Las muertes por encargo afectan, de manera especial, a líderes sociales y defensores de los derechos humanos. Al menos 250 fueron asesinados en el 2019. Los excombatientes de las FARC que decidieron colgar sus fusiles también son objetivo de los asesinos a sueldo.

Los expertos en seguridad reclaman más inversiones en inteligencia para poder luchar contra el crimen organizado y debilitar a las mafias, así como la creación de equipos policiales que sigan específicamente a los sicarios.