El escándalo de Turingia debilita aún más a la sucesora de Angela Merkel

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Lindner, líder del FDP, superó la moción de confianza que impulsó
Lindner, líder del FDP, superó la moción de confianza que impulsó HAYOUNG JEON | EFE

Los líderes regionales de la CDU se niegan a convocar nuevas elecciones, como quieren la canciller y su delfina, porque podrían perder la mitad de los votos

08 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Annegret Kramp-Karrenbauer, líder de la CDU y considerada la potencial sucesora de Angela Merkel cuando esta se retire, a más tardar en el 2021, no gana para disgustos. A los puñales que le clavan muchos correligionarios, que apuestan por que el partido rompa con la línea de la continuidad y vire a la derecha, y a su incapacidad para convencer a la ciudadanía, en buena parte por sus meteduras de pata y su falta de carisma, ahora se le suma la bautizada como «elección de la vergüenza». Después de que el miércoles su bancada en la región de Turingia participara en una maniobra política para designar al candidato del liberal FDP, Thomas Kemmerich, como primer ministro del Land con el apoyo de los conservadores y los ultraderechistas de AfD, la conocida como AKK pidió lo mismo que la canciller alemana: nuevos comicios en el estado federado que ha violado el cordón sanitario impuesto a los ultras en el 2018.

«El primer error fue del izquierdista Bodo Ramelow y sus socios al presentarse sin mayoría suficiente, el segundo del FDP al presentar un candidato sabiendo el riesgo de que la AfD lo votara y el tercero de la CDU en Turingia al votar ese candidato contra la recomendación de la cúpula del partido», resumía ayer Kramp-Karrenbauer, aún más debilitada que antes. Y es que, ignorando una vez más las órdenes de la sede central conservadora en Berlín, el jefe de la CDU en el pequeño land situado en el este de Alemania, Mike Mohring, rechaza convocar nuevos comicios.

Pésimos pronósticos

No es de extrañar, pues de acuerdo a un sondeo publicado ayer por el instituto FORSA, la CDU perdería casi la mitad de los sufragios, de celebrarse el domingo elecciones en Turingia, al caer del 22 % que obtuvo el pasado octubre, al 12 %. Por el contrario, los ultras de AfD, que no dejan de robarle votos a la derecha desde que capitalizaran el creciente rechazo de la población hacia la llegada de inmigrantes al país, seguirían siendo el segundo partido en el land, con el 24 %, lo que significa incluso un alza con respecto al 23,4 % que lograron en octubre.

Ante esta tesitura, y tras el ultimátum de La Izquierda, el SPD y Los Verdes al liberal Kemmerich, para que dimita este fin de semana, a AKK no le quedó más remedio que plantear alternativas. Como la de proponer que los socialdemócratas presenten a un candidato de consenso en Turingia para atajar la crisis. Según la delfina de Merkel, su partido mantiene su postura de no colaborar ni directa ni indirectamente con AfD, pero también la de no forjar alianzas con La Izquierda. Mientras la sociedad y los medios se preguntan por qué le cuesta tanto a la CDU marcar límites claros con los ultras y cuál será la próxima región en la que los conservadores rompan el cordón sanitario, el principal rival de AKK dentro de la formación, Friedrich Merz, que encarna la línea derechista, anunció que prepara su regreso a la política y no descarta presentarse a las elecciones generales de 2021.

Entretanto el líder del FDP, Christian Lindner, superó por 33 votos a favor, de un total de 36, la moción de confianza que él mismo impulsó entre la cúpula de su partido, después del escándalo de Turingia.