Los republicanos protegen a Trump y bloquean los testigos del juicio político

carlos pérez cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

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El no de la senadora Mukowski sepultó las opciones demócratas
El no de la senadora Mukowski sepultó las opciones demócratas Michael Brochstein | Europa Press

El «impeachment» se encamina hacia su final con la absolución del presidente

01 feb 2020 . Actualizado a las 10:41 h.

Con su absolución prácticamente garantizada desde antes de que se iniciara el impeachment, el proceso contra Donald Trump se convirtió casi desde el primer momento en un juicio al equilibrio de poderes de Washington, a los conocidos como checks and balances de las instituciones estadounidenses. Anoche el Senado encaraba las que podrían ser últimas horas del juicio político al presidente, el más corto de la historia del país. Un suspiro.

Con la improbable cooperación republicana para llamar a los testigos clave que Trump bloqueó durante la fase de la investigación, seguida de su inmediata exculpación, la conclusión que podrán extraer este y futuros presidentes es que, como Trump ha llegado a afirmar, la Constitución les permite hacer lo que quieran desde la Casa Blanca. O, al menos, que tendrán vía libre para chantajear a un país aliado con el objetivo de que les proporcione material comprometedor de un rival político.

Es el precedente que anoche se apresuraba a crear la mayoría republicana en el Senado, cuya defensa de Trump ha ido amoldándose a medida que las evidencias eran más abrumadoras. Primero negaron el quid pro quo. Una vez evidenciado, que fuera merecedor de un impeachment. Es decir, que, aunque ya hay quienes entre los republicanos reconocen que Trump retuvo la ayuda militar a Ucrania, aprobada por el Congreso, a cambio de que Kiev anunciara una investigación contra Joe Biden, ese abuso de poder (uno de los dos cargos aprobados por la Cámara de Representantes) no es merecedor de un juicio político.

Desde el inicio del proceso, los republicanos han ido modificando su discurso de justificación del presidente a medida que iban saliendo a la luz evidencias de culpabilidad irrefutables. Como reconoció el senador republicano Lamar Alexander, «no hacen falta más evidencias para probar que el presidente retuvo la ayuda estadounidense para, al menos en parte, presionar a Ucrania para que investigara a los Biden». Pero el conservador añadió: «La Constitución no le proporciona al Senado el poder de retirar a un presidente del cargo (…) simplemente por actuar de forma inapropiada».

El comunicado de Alexander, que hizo público la madrugada del viernes, supuso la práctica certificación de que los demócratas no tendrán el número de votos necesarios para citar a John Bolton y otros testigos con conocimiento de primera mano de los tejemanejes de Trump. Los demócratas necesitaban votar en bloque y lograr que cuatro senadores republicanos se sumaran a su iniciativa. Alexander era uno de los cuatro que habían mostrado cierta predisposición.

El voto negativo de Murkowski

Con tres apoyos podría llegar a darse un empate a cincuenta votos. John Roberts, presidente del Tribunal Supremo, tendría en su mano decantar con el suyo la balanza de uno u otro lado, pero pocos apostaban por un gesto tan delicado en un momento de extrema polarización política. El anuncio ayer de la senadora Lisa Murkowski de que su voto será negativo sepultó las últimas esperanzas demócratas.

Hakeem Jeffries, uno de los siete congresistas demócratas que ejercen de acusación en el Senado, reconocía que se sentía «decepcionado». «Si llegas a la conclusión de que Donald Trump intentó engañar, fue pillado y entonces trabajó duro para encubrirlo, deberían exigirse responsabilidades», apuntó Jeffries, para quien la Constitución ofrece el remedio de «declararlo culpable y retirarlo» del cargo. Pero salvo sorpresas, improbables al cierre de esta edición, el juicio político a Trump quedará como el primer impeachment de la historia de EE.UU. en que no se citarán testigos y, por supuesto, no aplicará el remedio sugerido por el demócrata.

Los quince impeachments anteriores a cargos públicos, incluidos los de los presidentes Andrew Johnson y Bill Clinton, contaron con testimonios. John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, no podrá atestiguar lo que contiene el manuscrito de su próximo libro: que Trump le dijo que la ayuda a Ucrania dependía de la investigación contra los Biden. Algo que los abogados de Trump negaron que ocurriera antes de que The New York Times informara el pasado domingo sobre el contenido del manuscrito.