El cordón sanitario a la ultraderecha se tambalea en el este de Alemania

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El ministro de Interior alemán, Horst Seehofer, presentó un plan para hacer frente a la criminalidad proveniente de la ultraderecha
El ministro de Interior alemán, Horst Seehofer, presentó un plan para hacer frente a la criminalidad proveniente de la ultraderecha CLEMENS BILAN | Efe

El pasado neonazi de un político de la CDU amenaza con dinamitar la coalición de conservadores, socialdemócratas y verdes en el estado de Sajonia-Anhalt

18 dic 2019 . Actualizado a las 08:37 h.

En el 2018 la plana política alemana impuso un cordón sanitario al partido ultraderechista AfD, que pese a ser el tercero más votado, ha fracasado en todos sus intentos por recabar el apoyo necesario para hacerse con una de las vicepresidencias del Parlamento. No obstante, en el ámbito regional parece cada vez más difícil respetar esa línea roja. Sobre todo en el este de Alemania, donde AfD ha cosechado más del 20 % de los sufragios en los sucesivos comicios, surgen voces dentro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que apuestan por abrirse al diálogo con los ultras.

El debate cobra fuerza estos días, a raíz de que saliera a la luz que uno de los políticos de la formación de Angela Merkel participó en una manifestación neonazi como agente del orden en 2011. Robert Möritz, diputado local de la CDU en Sajonia-Anhalt, un estado federado oriental, no solo está relacionado con organizaciones de extrema derecha, sino que también tiene tatuajes con connotaciones nazis.

Tras el escándalo generado, los socios de los conservadores en el Land, el SPD y Los Verdes, amenazan con romper el tripartito si la delegación de la formación no se distancia de Möritz. La tensión se ha extendido a las vecinas regiones de Brandemburgo y Sajonia, donde los políticos alemanes optaron por tejer inusuales alianzas precisamente para poder tener mayoría estable como para poder gobernar aislando a AfD.

Entretanto el ministro de Interior presentó ayer un plan para combatir la criminalidad perpetrada por la extrema derecha, que vive un auge en el país desde que estalló la crisis migratoria en 2015. Horst Seehofer explicó que se van a crear 300 nuevos puestos en la Oficina Federal de lo Criminal y otros 300 en la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, que se ocupa de vigilar a aquellos movimientos o tendencias que puedan atentar contra los principios democráticos.

Pero además de la escena tradicionalmente neonazi, estas instituciones comenzarán a observar de cerca y por primera vez a los grupos considerados “de la nueva derecha”, como el Movimiento Identitario y las juventudes de AfD, conocidas como El Ala. Ello implica que se podrán destinar recursos de los servicios secretos para investigarlos, y para descartar que pueda existir relación de estos extremistas con cualquier organismo del Estado.