Philippe Martinez, un líder sindical hijo y nieto de españoles, que pone en apuros a Macron

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Los padres de Martinez, líder de la CGT, proceden de Cantabria
Los padres de Martinez, líder de la CGT, proceden de Cantabria ERIC GAILLARD | REUTERS

Es la cabeza visible de las manifestaciones contra la reforma del sistema de pensiones francés que tiene al país medio paralizado

16 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Philippe Martinez no pasa desapercibido con sus frondosos bigotes a lo Stalin, sobre todo en un país donde los hombres prefieren el rostro afeitado, o, a lo sumo, una barba de pocos días. Tiene 58 años y desde el 2015 maneja con mano de hierro el sindicato CGT en Francia, que pronto cumplirá sus 125 años de existencia. A pesar de que durante su mandato han perdido el liderazgo sindical, tanto en el sector privado como público, Martinez es uno de los sindicalistas más conocidos, que lidera el pulso contra la reforma del sistema de pensiones promovida por el Gobierno de Macron. Es la cabeza visible de las manifestaciones que desde hace una semana tienen al país medio paralizado.

Los padres de Martinez son de origen cántabro. Su progenitor, Manuel, nació ya en Francia, en lo que todavía se llama la Petite Espagne, en Saint Denis, donde a lo largo del siglo XX llegaron diversas oleadas de emigrantes españoles. Su madre, Jovita, nació cerca de Reinosa y no llegó a Francia hasta 1955, con 24 años, para trabajar como empleada de hogar. Aquí conoció a su futuro marido, militante comunista. Desde entonces, Jovita Martínez adquirió la costumbre de vender L'Humanité tres veces por semana, y participaba todos los años en la fiesta del Partido Comunista a la que llevó por primera vez a su hijo cuando solo tenía dos años. Este adquirió pronto el carné del partido. Aunque lo abandonó en la primera década del 2000, quedó impregnado de sus ideas como la de apostar por la reducción del tiempo de trabajo a 32 horas semanales sin disminución de salario.

Martinez creció en Rueil-Mailmaison, una pequeña ciudad burguesa a las afueras de París en la que había una fábrica de Renault, la empresa en la que trabajó siguiendo el ejemplo de su padre. Comenzó su vida profesional en 1982, una vez finalizado el bachillerato técnico.  

«Franco, leal y obstinado»

Trabajó como técnico de logística, pero pronto se vio absorbido por su actividad sindical. Los que le conocieron entonces lo describen como alguien «franco, leal y obstinado», tres rasgos de su carácter que le ayudaron a subir los escalones de la CGT hasta llegar a dirigir durante siete años el sector del metal. 

De su época de delegado sindical presumía de no haber firmado jamás un acuerdo, pero una vez a la cabeza de la central, ese radicalismo le ha hecho perder el número uno a favor de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT), más inclinada a la negociación. A finales del 2014 surgió un escándalo en la cúpula de la CGT. Acusaron a su secretario general, Thierry Lepaon, de gastarse 100.000 euros en renovar su despacho, lo que le obligó a dimitir. Fue la oportunidad de Martinez, respaldado por el apoyo de la federación de sanidad, dirigida entonces por su compañera y madre de sus dos hijos, Nathalie Gamiochipi. 

Ahora, Martinez, amante del piragüismo y del fútbol, se ha convertido en un problema para el Ejecutivo de Macron.