Boris Johnson: el oportunista que hizo del «brexit» su mejor baza y triunfó

J.F.A. LONDRES

INTERNACIONAL

Reuters | HANNAH MCKAY

Pese a su capacidad de decir un día una cosa y al otro la opuesta, los británicos confían en este político y periodista nacido en Nueva York

13 dic 2019 . Actualizado a las 06:52 h.

«Donde dije digo, ahora digo Diego». Alexánder Boris de Pfeffel Johnson, mejor conocido como Boris Johnson, parece haber hecho de este castizo refrán su mantra, pues con el paso del tiempo no ha dudado en cambiar de ideas con tal de lograr su principal meta: hacerse con las llaves del 10 de Downing Street.

En el 2016 no dudó en comenzar a exhibir una eurofobia no conocida hasta ese momento con tal de escalar hasta llegar a convertirse el pasado julio en líder conservador y primer ministro, cargos que ha logrado revalidar en las elecciones del 12D y que le permitirán ejecutar la salida del país de la Unión Europea, una decisión que ha partido en dos al Reino Unido e incluso su propia familia.

Pese a su capacidad de decir un día una cosa y al otro la opuesta, y a que en ocasiones han quedado en evidencia sus mentiras, como cuando aseguró que la salida del club comunitario permitiría inyectar 250 millones de libras semanales (257 millones de euros) a la sanidad pública del Reino Unido, los británicos confían en este político y periodista nacido en Nueva York en junio de 1964, pues ha logrado de sobra los votos suficientes para gobernar por su cuenta y así poder finiquitar el brexit.

 La postura contraria a Europa no es el único aspecto donde Johnson ha demostrado no ser un conservador convencional. Por ejemplo, ha prometido incrementar el gasto público para destinarlo sobre todo a mejorar la sanidad, la educación y a incrementar el número de policías; e incluso ha anunciado que no rebajará los impuestos a las grandes compañías sino a las pequeñas.

Aunque el premier es producto de esa élite que se ha formado en la prestigiosa academia Eton y que estudió en Oxford, no se parece a ella. Su carácter controvertido y hasta bufonesco le ha hecho conectar con ese sector de la población que se siente relegada y que considera que su estilo de vida está amenazado por la globalización y la multiculturalidad.

Sin embargo, sus salidas de tono también le han costado sonoros escándalos, como los relacionados con sus amoríos o sus ataques a la comunidad musulmana, pero ninguno de ellos ha sido lo suficientemente fuerte como para truncar una carrera política que solo ha conocido el ascenso, pese algún que otro bache. Así lo demuestra su currículo: diputado, luego alcalde de Londres (2008-2016), después ministro de Exteriores y ahora premier y líder del partido.