30 años después de la caída del Muro: de la gran esperanza al auge del nacionalismo y el autoritarismo

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Merkel enciende una vela en la placa que recuerda a las víctimas del regimen comunista
Merkel enciende una vela en la placa que recuerda a las víctimas del regimen comunista FABRIZIO BENSCH | Reuters

Treinta años después, las expectativas no se han cumplido y el mundo sigue siendo un lugar peligroso

10 nov 2019 . Actualizado a las 14:01 h.

La caída del muro de Berlín supuso el fin del mundo bipolar de la Guerra Fría y el derrumbe de los regímenes comunistas europeos y abrió una nueva época de esperanza, en la que se impondrían la democracia, la paz y la prosperidad. Treinta años después, asistimos al auge de los nacionalismos, los fundamentalismos religiosos y los regímenes autoritarios.

La teoría del fin de la historia que pronosticó Francis Fukuyama, con la victoria incontestable de la democracias liberales a escala global, se ha demostrado errónea. Las guerras étnicas de Yugoslavia, el 11S y la crisis económica del 2008 mostraron un mundo complejo, conflictivo y peligroso muy lejos de que previó el politólogo estadounidense. Tres destacados expertos consultados por La Voz analizan lo que ha pasado. 

la crisis del 2008

Un nuevo comienzo. «En aquella época se enfocaba la caída del muro de Berlín como un punto y final, no como lo que sucedió después, que fue un comienzo», señala Francisco Veiga, autor de El desequilibrio como orden. Una historia de la Posguerra Fría, 1990-2008. «Todo el mundo estaba muy feliz porque se veía como punto final de una época peligrosa en la que se temía una guerra nuclear, una situación sin salida que, de repente, terminaba de la mejor manera posible», explica.

«Pero al final la promesa de un mundo mejor diseñado por los vencedores, duró hasta el 2008, cuando llegó la crisis económica, todo el rédito político y económico que se podía sacar de aquella victoria se hundió y a partir de ahí entramos en una época de desconcierto, nacionalismos y totalitarismos, como el fundamentalismo religioso», concluye Veiga.

 

 Loretta Napoleoni, economista, escritora y analista italiana
Loretta Napoleoni, economista, escritora y analista italiana BENITO ORDOÑEZ

Para Loreta Napoleoni, la caída del Muro «no ha desembocado en lo que esperábamos, sino en un mundo con mucha inseguridad y desigualdad, con un grupo que mantiene los privilegios y una clase media que se ha empobrecido». «Al final el sueño de la democracia de 1989 fue solo un sueño, no una realidad, y ahora, 30 años después, asistimos al auge de la extrema derecha y a la llegada al poder de dirigentes dictatoriales como Trump, Orbán, Putin, Erdogan o Maduro», señala. 

el nuevo mundo

El ejemplo de Rusia. «Por supuesto que la caída de esos regímenes totalitarios fue positiva, no había libertades, el problema ha sido lo que ha venido después, hay cosas que son peores de lo que eran entonces», asegura la economista, analista política y una de las mayores expertas mundiales en terrorismo.

«El Muro ha caído como concepto, pero en realidad, para mucha gente que vive en esos países la situación está tan mal como antes», añade.

«Por ejemplo, en Rusia no hay libertades, hay una pobreza increíble y la esperanza de vida es más baja que antes del 89», afirma. «En Siria, Irak y todo Oriente Medio en general el fracaso ha sido total», asevera. «El comunismo ha sido sustituido por el neoliberalismo, que ha concentrado una riqueza enorme en manos de las élites y pobreza para la clase media, que ya no existe, la división es 1% de los ricos y 99% de pobres», señala.

Simon Sebag Montefiore, historiador y escritor britanico
Simon Sebag Montefiore, historiador y escritor britanico BENITO ORDOÑEZ

Simon Sebag Montefiore cree, sin embargo, que la situación en los países que se liberaron del comunismo es mejor. ««Por descontado, incluso en Rusia, que se ha convertido en una dictadura, la vida es mucho mejor y existe la posibilidad de que la democracia se pueda desarrollar», asegura.

Para el historiador británico, la revolución que se inició con la caída del Muro «fue una de más exitosas de la historia, virtualmente sin sangre, excepto en Rumanía, liberó a medio continente». Sostiene que «en la mayoría de esos países la democracia sigue floreciendo, aunque puede que no nos gusten los resultados de las elecciones, pero ese es un problema que tenemos también en las democracias más antiguas».

¿En qué ha cambiado el mundo en estos 30 años? «El mayor cambio ha sido el tecnológico, estamos asistiendo por ejemplo a una revolución de WhatsApp en el Líbano, pero no ha cambiado tanto el comportamiento humano, basta ver al Estado Islámico, una ideología del siglo VII con tecnología del siglo XXI», afirma Sebag Montefiore. Para el historiador, que acaba de publicar Escrito en la historia, no se han cumplido las expectativas que se abrieron tras el fin del Muro.

«La ilusión de que la caída de la Unión Soviética convertiría al mundo entero a la democracia liberal se ha demostrado parcialmente falsa; y la ilusión de que las nuevas tecnologías nos llevarían a un progreso moral y democrático, totalmente falsa», asegura. «Otros grandes cambios de estos 30 años son el ascenso de los fundamentalismos religiosos y del nacionalismo», señala. «Fukuyama no tenía razón», concluye. 

el nuevo desorden

El neoliberalismo globalizador toca fondo. «No soy muy contundente a la hora de decir que la caída del muro de Berlín cambió las cosas para bien o para mal; para bien, hasta el 2008 y a partir de ahí estamos en otra época», afirma Veiga. «Los regímenes comunistas cayeron porque sus poblaciones querían creer que había otro sistema mejor, una especie de Disneylandia en la que todo el mundo viviría bien, sería clase media, eso tuvo un recorrido más o menos esperanzador hasta la crisis económica», explica. «Entonces se vio que ese sistema capitalista neoliberal había tocado fondo y de ahí el enfado de las clases medias amenazadas y la instauración de los regímenes llamados liberales, que intentan cerrarse, tender fronterizas como modo de salvación ante lo que consideran un gran peligro, la globalización», añade. «A esa sociedad neoliberal globalizadora se le cayó su propio Muro en el 2008», concluye. 

«La caída del Muro, que auguraba una sociedad europea e internacional más integrada y próspera, parece tornarse hoy más fragmentaria e intolerante. Nos encaminamos, pues, hacia un nuevo orden-desorden, algo que, por otra parte, ha sucedido en muchos momentos de la historia», escribe el catedrático de Historia Contemporánea Ricardo Martín de la Guardia en La caída del Muro de Berlín, un libro que se acaba de publicar.

Especialista en terrorismo y política internacional

Especialista en la URSS, biógrafo de Stalin

Especialista en la Guerra Fría, los Balcanes y Turquía