Masiva protesta en Irak contra la corrupción y la influencia iraní

Alicia Medina BEIRUT / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Varios manifestantes evacuan a un hombre afectado por los gases lacrimógenos durante las protestas en Bagdad
Varios manifestantes evacuan a un hombre afectado por los gases lacrimógenos durante las protestas en Bagdad THAIER AL-SUDANI | Reuters

Teherán interviene para evitar al dimisión del primer ministro Adel Abdul Mahdi. Ni su cese ni el anuncio de nuevas elecciones aplaca a los manifestantes iraquíes

02 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Bagdad vivió el viernes una masiva protesta contra la corrupción de la élite gobernante, que se saldó con 340 heridos, que se suman a los miles de heridos y los 255 muertos desde el inicio de las movilizaciones hace un mes. Ni la promesa del presidente del país, Barham Saleh, de convocar elecciones anticipadas (una vez de redacte una nueva ley electoral) ni el anuncio del primer ministro Adel Abdul Mahdi de dimitir (una vez las fuerzas políticas consensúen su sustituto) han aplacado los ánimos de los manifestantes. Los iraquíes se quejan de los deficientes servicios públicos, la falta de empleo y la corrupción en las instituciones. Irak es el quinto país con mayores reservas de petróleo en el mundo pero un 60 % de la población vive con menos de seis dólares al día, según datos del Banco Mundial.

La represión de las protestas en octubre es el episodio más convulso en el país desde que se erradicara la amenaza del Estado Islámico en el 2017. Amnistía Internacional (AI) ha documentado que las fuerzas de seguridad están utilizando unas granadas de gas lacrimógeno diez veces más potentes que las normales y que disparan a corta distancia. «En múltiples casos ha perforado el cráneo provocando la muerte al quedar la granada incrustada en la cabeza», denunció Lyyn Maalouf, responsable de Oriente Medio de AI. 

Visita del general Soleimani

Más allá de las demandas socioeconómicas, los manifestantes mostraron su oposición a la influencia de Teherán, llegando a quemar banderas iraníes. Desde el derrocamiento de Sadam Huseín en el 2003 tras la invasión estadounidense, Irán ha incrementado su influencia en el país árabe. Actualmente tanto tropas estadounidenses como paramilitares respaldados por Irán tienen presencia en suelo iraquí, lo que pone al Gobierno de Bagdad en una complicada situación ante la escalada de tensión entre Estados Unidos e Irán.

El Gobierno iraní ha dado un paso al frente para evitar la salida del poder del primer ministro iraquí. El jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Qasem Soleimani, llegó el miércoles a Bagdad con el objetivo, según Reuters. La dimisión de Mahdi puede debilitar a las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), milicias predominantemente chiíes, apoyadas por la república de los ayatolás y creadas para combatir a Estado Islámico, tras el colapso de las fuerzas de seguridad iraquíes, que desde el pasado julio están integrada en el Ejército regular iraquí. 

Unos 50 milicianos de las FMP se presentaron ayer en las protestas y fueron recibidos al grito de «Irán fuera de aquí», según Associated Press. El clérigo chií Ahmed al Sadi afirmó que «nadie, ni ningún grupo regional o entidad internacional» pueden imponer su punto de vista al pueblo iraquí, en lo que parece un toque de atención a Teherán.

Varios analistas señalan que las revueltas contra las élites políticas en Irak y el Líbano podrían suscitar movilizaciones en Irán, de ahí el intento del régimen iraní de controlarlas.