Argentina vota mañana: volver al peronismo o ir a la segunda vuelta

guillermo redondo BUENOS AIRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Juan Ignacio Roncoroni | EFE

Fernández llega a los comicios aventajando en 20 puntos a Macri en los sondeos

26 oct 2019 . Actualizado a las 09:02 h.

En medio de una fuerte recesión económica y con la incertidumbre de lo que pueda suceder el día después, los argentinos acudirán a los colegios electorales mañana para la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Entre los seis candidatos, el alumno más aventajado es Alberto Fernández, el líder del Frente de Todos, que concurre con Cristina Fernández como vicepresidenta. Su objetivo es alcanzar la Casa Rosada en primera instancia. Por su parte, el jefe del Ejecutivo, Mauricio Macri, que se presenta junto a Miguel Ángel Pichetto y que pierde terreno en cada sondeo, no da la batalla por perdida tras convocar multitudinarios actos de campaña en los últimos días. Su objetivo real, salvo sorpresa, es forzar el balotaje.

Lejos queda el resultado de las primarias de agosto y lejos también, el futuro incierto del próximo lunes. Nada, o casi nada, se sabe de las propuestas de los candidatos para salvar la crítica situación económica, ni si los mercados responderán del mismo modo que lo hicieron tras las primarias, cuando la bolsa se desplomó, el dólar comenzó su escalada, el riesgo país se disparó… Pero mañana es la fecha señalada.

Será una jornada larga que habrá de terminar marcando un rumbo (nuevo y viejo a un tiempo) en la historia argentina con la vuelta del peronismo kirchnerista encarnado en Alberto Fernández y Cristina Fernández o posponiendo la elección final al 24 de noviembre.

El favorito en las encuestas es el peronista, Fernández. Una diferencia de diez puntos porcentuales o superar el 45 % de votos del censo le serviría para convertirse en presidente. En los últimos sondeos, aventaja, de media, en veinte puntos porcentuales al candidato de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri, quien ha tratado de reducir distancias disputando los votos de las grandes urbes, donde radica una de las claves de la votación.

La provincia de Buenos Aires será trascendental, pero también la segunda circunscripción del país, Córdoba, donde el jefe del Ejecutivo ha cerrado su campaña y que le proporcionó la diferencia necesaria para ser elegido presidente en el 2015 y un resultado tibio en las primarias. La otra clave que sopesa el oficialismo es que la participación se amplíe y puedan reducir así el porcentaje del Frente de Todos.

En una elección que se antoja polarizada -con caídas bursátiles, medidas de urgencia para salvar el valor del peso, la renuncia del ministro de Hacienda o las manifestaciones en la calle, y con las causas de corrupción del mandato de Cristina aún latentes y abiertas-, Argentina deberá elegir quién será el mandatario para enfrentar la inflación, la pobreza y, entre otras, preservar la independencia de la Justicia: decidir entre volver al peronismo kirchnerista de los Fernández o aferrarse a la continuación del cambio que representa Macri.

CARLOS GARCIA RAWLINS | Reuters

El aspirante a la reelección que pelea por llegar al segundo asalto

Mauricio Macri (60 años) es ingeniero civil de formación, empresario por herencia y político que alcanzó su momento álgido al ser elegido presidente de Argentina en el año 2015, derrotando al candidato del Frente para la Victoria. Un hombre defensor del federalismo del país, situado en el eje centroderecha del embarullado panorama político argentino y favorable a los mercados. Desde el palco presidencial del Club Atlético Boca Juniors saltó a la Cámara de Diputados en el 2005, después se erigió jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta el 2015, cuando se presentó a las elecciones presidenciales por Cambiemos y venció. Su mandato durante los últimos cuatro años deja luces y sombras: una situación económica negativa, a la industria diezmada, la recuperación de la imagen internacional sellada con la recepción de los líderes para el G20, diversos acuerdos de mercado con sus socios del Mercosur, EE.UU., China o la UE y al sector agrícola, el principal motor del país y con cuyo apoyo a priori cuenta, en crecimiento. Tras cuatro años como jefe del Ejecutivo, hoy vuelve a situarse por detrás en las encuestas. Bajó simbólicamente de la posición presidencial tras la derrota en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), y apareció de nuevo como el candidato firme, pero en desventaja, de Juntos por el Cambio, para ocupar de nuevo la Casa Rosada... si llega a la segunda vuelta.

Juan Ignacio Roncoroni | EFE
 

De crítico con Cristina Fernández a pareja política de la expresidenta

Alberto Fernández (60 años) es abogado de formación, de oficio docente universitario y político ligado al mandato de Néstor Kirchner y después al de Cristina Fernández durante un año. En su primera etapa, junto a Kirchner, ocupó el cargo de jefe del Gabinete de Ministros, que renovó con su viuda. Dimitió en el 2008 tras una huelga del sector agrícola y cambió su parecer con respecto a la mandataria. Durante una etapa se situó en posición crítica con Cristina Fernández, confrontó duramente a su Gobierno desde fuera, formó su propio partido sin gran éxito. Parecía alejado de la primera plana de la política cuando, en un golpe estratégico del kirchnerismo, fue elegido para encabezar la fórmula junto a la expresidenta. Se sitúa en el ala más moderada de la heterogénea fórmula de izquierda con la que concurren a las presidenciales. En campaña ha tratado de apaciguar la desconfianza de los mercados internacionales y del FMI. Visitó a Lula en la cárcel, a Evo Morales, a Antonio Acosta y ha enfrentado a Jair Bolsonaro, socio principal del Mercosur. Ha ocupado casi todas las apariciones mediáticas del Frente de Todos, en un juego de equilibrio donde ha buscado el punto exacto entre la cercanía y la lejanía de su compañera de fórmula. Fue destacado vencedor de las PASO, en una noche sorpresiva donde logró más apoyos de los esperados que le acercaban a ser el nuevo presidente y que le hicieron sentirse como tal.