Trump también pidió ayuda al primer ministro de Australia para perjudicar a sus rivales demócratas

carlos Pérez cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Trump, junto al primer ministro australiano, Scott Morrison, en un acto en Ohio
Trump, junto al primer ministro australiano, Scott Morrison, en un acto en Ohio MICK TSIKAS | EFE

Presionó a Morrison para contrainvestigar el origen de la indagación sobre el Rusiagate

02 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Prometió «drenar la ciénaga» de Washington, pero la presidencia de Donald Trump parece enfangada en el lodazal de su obsesión por reivindicar que ganó por sus propios méritos en el 2016 y en hundir la credibilidad de las instituciones dando pábulo a teorías de la conspiración. La denuncia de un informante anónimo sacó a la superficie la llamada con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en la que el estadounidense le pedía como un «favor» que indagara en las supuestas corruptelas ucranianas de Joe Biden y en el papel de su país en lo que Trump cree que fue una conspiración entre los demócratas y Ucrania para perjudicarlo en el 2016. Ahora sabemos que la llamada a Zelenski, incluida en la queja del confidente que ha motivado el proceso de impeachment, solo fue una de las que el presidente realizó con un objetivo similar. También pidió cooperación al primer ministro australiano, Scott Morrison.

Contrainvestigar el Rusiagate

Según desveló The New York Times, Donald Trump presionó a Morrison con el objetivo de lograr la ayuda de su país para la contrainvestigación que el Departamento de Justicia de Estados Unidos está llevando a cabo sobre el origen de la investigación del Rusiagate. Es decir, la investigación sobre los investigadores ordenada por el fiscal general, William Barr, para determinar una de las grandes obsesiones de Trump: si hubo una conspiración entre la Casa Blanca de Barack Obama y los servicios de Inteligencia estadounidenses para beneficiar a Hillary Clinton.

A pesar de que la Inteligencia norteamericana concluyó que Rusia interfirió en aquellos comicios -esta misma semana el Departamento de Estado ha anunciado más sanciones contra Rusia-, o de que sus propios asesores le advirtieron de que su teoría carece de fundamento, el mandatario estadounidense sigue aireando que todo fue un montaje demócrata. Para demostrarlo, ha puesto a trabajar al Gobierno al servicio de lo que se puede interpretar como un interés particular y partidista.

¿Por qué Trump involucra a Australia? Porque el FBI empezó a investigar los posibles lazos entre Rusia y la campaña de Trump a partir del aviso de un diplomático australiano, Alexander Downer. Downer había compartido una noche de copas con uno de los asesores de campaña de Donald Trump, George Papadopoulos, quien le confesó que Rusia se les había ofrecido con material perjudicial para Clinton. Australia lo puso en conocimiento de Estados Unidos cuando, dos meses después de aquella velada, WikiLeaks comenzó a hacer públicos los correos pirateados del servidor del Comité Nacional Demócrata.