Los «tories» ofrecen una subida salarial y el fin de la austeridad tras el «brexit»

juan francisco alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

NEIL HALL | EFE

La oposición descarta ahora la moción de censura y busca alternativas de gobierno

01 oct 2019 . Actualizado a las 17:29 h.

El Partido Conservador quiere enterrar definitivamente la era de la austeridad. Así lo dejó claro en el segundo día de su convención anual, en el que presentó un ambicioso plan económico, digno de una más que segura campaña electoral, que incluye elevar el salario mínimo nacional y un paquete de 500 millones de libras (564 millones de euros) para combatir la desigualdad juvenil.

Durante su intervención ante los delegados reunidos en Mánchester, el ministro de Finanzas, Sajid Javid, abogó por reducir la brecha económica entre generaciones y aseguró que el Reino Unido necesita «darle a los jóvenes el mejor inicio para su vida».

Tras asegurar que el Gobierno de Boris Johnson -quien busca en la convención el apoyo de su partido para un brexit el 31 de octubre - pondrá en marcha «una revolución en materia de infraestructuras», Javid ofreció elevar el salario mínimo nacional desde las 8,21 libras por hora actuales (9,2 euros) a 10,50 (11,8 euros) en el próximo lustro.

El plan de los conservadores prevé 500 millones de libras contra la desigualdad juvenil «En los próximos cinco años, convertiremos al Reino Unido en una de las primeras economías importantes del mundo en poner fin a los bajos salarios y, para ello, estoy fijando un nuevo objetivo para el salario vital nacional: elevarlo para que coincida con dos tercios de los ingresos medios. Esto significa que, según las previsiones actuales, este ambicioso plan elevará el salario mínimo nacional hasta los 10,50 libras», declaró el ministro.

Desde el Partido Laborista criticaron el anuncio, por considerarlo un «patético» plagio. «Nosotros subiremos a 10 libras el salario mínimo tan pronto como lleguemos al Gobierno», replicó el diputado John McDonnell.

Por ahora no

Mientras los conservadores debatían y preparaban su oferta electoral, la oposición continuó este lunes con sus conversaciones para avanzar en la conformación de un Gobierno interino que tenga como principal objetivo evitar un brexit sin acuerdo y solicitar a Bruselas una nueva prórroga para negociar la salida de la Unión Europea (UE).

Sin embargo, las diferencias entre laboristas, liberaldemócratas y los tories expulsados redujo las posibilidades de presentar una moción de censura contra Johnson esta semana.

«Aún hay enormes diferencias políticas por superar», admitió el líder laborista, Jeremy Corbyn, mientras que la jefa de los liberales, Jo Swinson, fue aun más clara: «No tiene los votos».

Los tories rebeldes no parecen estar dispuestos a encumbrar a Corbyn al 10 de Downing Street y los laboristas parecen no estar a favor de la idea de apoyar la candidatura de un tercero, lo cual le asegura a Johnson más tiempo al frente del Gobierno.

En este contexto, la Comisión Europea dejó claro ayer a Londres que no aceptará acuerdos parciales con los Estados miembros, como planteó el Gobierno británico hace unos días, y que un brexit negociado solo puede darse con un gran y único pacto.

El supuesto abuso a una periodista que complica a Johnson

J.F.A.

La agitada vida amorosa de Boris Johnson ha vuelto a ponerlo en aprietos y ayer salió a relucir en la convención tory, a raíz de las acusaciones de toqueteos indebidos a una periodista hace 20 años, que él niega.

En un artículo publicado con motivo de los dos años del movimiento #MeToo, la reconocida periodista británica Charlotte Edwardes contó en el Sunday Times un episodio ocurrido, según su relato, durante un almuerzo en las oficinas londinenses de la revista The Spectator, poco después de que Johnson se convirtiese en su director, en 1999. «Debajo de la mesa, siento la mano de Johnson en mi muslo. Y lo aprieta», escribió Edwardes. «Su mano está en lo alto de mi pierna y tiene suficiente carne bajo sus dedos para hacer que dé un respingo de repente», continuó.

La denunciante, que entonces era una joven redactora, afirmó que habló con la mujer que estaba sentada al otro lado de Johnson, y esta le dijo que le había ocurrido lo mismo, lo cual revelaría que este caso es más serio que los chismes habituales sobre las relaciones extramatrimoniales del premier conservador que difunde la prensa británica. El 10 de Downing Street salió al paso de las acusaciones con un breve comunicado en el que aseguró que eran «falsas» y también Johnson las desmintió. Edwardes, no obstante, reiteró su denuncia. «Si el primer ministro no se acuerda del incidente, entonces tengo claramente mejor memoria que él», replicó en Twitter.

De la exmodelo a la periodista

Este nuevo escándalo se produce apenas días después de que estallara otro relacionado con los favores que Johnson le habría hecho a la exmodelo y empresaria estadounidense Jennifer Arcuri durante su gestión en la Alcaldía de Londres. El líder conservador habría entregado ayudas públicas valoradas en 140.000 euros e intercedido para que su amiga fuera incluida en la delegación que lo acompañó en varios viajes al extranjero, según publicó la prensa, que además ha aseverado que Johnson y Arcuri tenían una relación sentimental.

Las denuncias dividieron a los tories. Mientras unos respaldaron al premier otros marcaron distancias, como el secretario de Salud, Matt Hancock, que dijo que la periodista «es digna de confianza».