Biden, Sanders y Warren se afianzan en la carrera demócrata hacia la Casa Blanca

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

 Biden charla con Elizabeth Warren y Kamala Harris, al final del debate
Biden charla con Elizabeth Warren y Kamala Harris, al final del debate MIKE BLAKE | Reuters

Las diferencias en sanidad o control de armas marcan el tercer debate camino de las primarias

14 sep 2019 . Actualizado a las 10:29 h.

Por muy aburridas que puedan resultar tres horas de debate, en Estados Unidos pasan cosas insólitas. Por ejemplo, que un candidato ofrezca de su bolsillo 1.000 dólares al mes a diez ciudadanos durante un año para probar que su idea estrella funciona. Es lo que anunció el empresario Andrew Yang, cuyo leitmotiv de campaña es que millones de trabajadores se van a ir a la calle por la automatización del trabajo y que, por lo tanto, es necesario establecer una renta básica universal. Yang señala problemas a futuro, pero el Partido Demócrata sigue sacándose los ojos a costa de un problema que Estados Unidos arrastra de muchos años atrás: su deficiente y costoso sistema sanitario.

Bernie Sanders y Elizabeth Warren, que enarbolan la bandera socialdemócrata, proponen un sistema exclusivamente público en un país en el que hoy solo jubilados y pobres tienen algún tipo de asistencia del Gobierno. A oídos del resto de la tropa demócrata, su propuesta es garantía de ruina del país y va contra la libertad de elección de los ciudadanos.

En el tercer debate demócrata camino de las primarias del año que viene se habló más de Barack Obama que del actual presidente, Donald Trump. Se puede leer de al menos dos formas. Por un lado, Joe Biden, vicepresidente en aquella Casa Blanca, articula su campaña y propuestas en torno a los méritos de esos años. Sigue siendo el favorito según las encuestas, por lo que es quien recibe más dardos.

Por otro lado, Obama encarna la moderación que precandidatos como la senadora Amy Klobuchar o el alcalde Pete Buttigieg intuyen imprescindible para tratar de seducir al votante republicano circunstancial: aquel que se decantó por darle un revolcón al establishment de Washington votando por Donald Trump. En ese juego de equilibrios se mueve hoy el Partido Demócrata, que en el primer debate con todos los favoritos juntos evidenció que Sanders y Warren van por libre.

 Al contrario que en los debates de Miami y Detroit, la noche en Houston fue parca en grandes titulares. Sí, Joe Biden siempre tiene alguna metedura de pata y es capaz de perder el hilo hasta el punto de que acabó recomendando poner el tocadiscos en casa por la noche. El problema no es que suene anticuado (me perdonen los hipsters), es que le habían preguntado sobre reparaciones a los descendientes de esclavos negros. Sin embargo, la impresión que dejó fue esta vez algo más sólida. 

Kamala Harris pierde brillo

Quien pierde brillo es la senadora californiana Kamala Harris. Su cuerpo a cuerpo con Joe Biden en el primer debate impulsó de forma insospechada su candidatura, pero el golpe de efecto de retratar al exvicepresidente como un político racista se va diluyendo. En Houston se ciñó a un guion que tenía a Donald Trump como diana, pero apenas se rozó con Biden en materia de control de armas. Un terreno en el que Beto O’Rourke se aventuró a asegurar que arrebatará los fusiles de asalto de las manos de los estadounidenses.