Investigan si militares de EE.UU. se alojan en hoteles de Trump

Caroline Conejero NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

Mike Pence, segundo por la izquierda, durante su última visita a Irlanda, junto a su mujer, el primer ministro Leo Varadkar y su pareja, Michael Barret
Mike Pence, segundo por la izquierda, durante su última visita a Irlanda, junto a su mujer, el primer ministro Leo Varadkar y su pareja, Michael Barret AIDAN CRAWLEY | EFE

Las escalas en un aeropuerto escocés cercano a un resort del presidente se han triplicado desde su llegada a la Casa Blanca

10 sep 2019 . Actualizado a las 16:49 h.

Aunque Donald Trump niega una y otra vez que militares y miembros de su Administración se hubieran alojado a costa del erario público en instalaciones hoteleras de su propiedad, las Fuerzas Armadas y el Congreso han abiertos sendas investigaciones por la estancia del vicepresidente, Mike Pence, en un club de golf de Irlanda que pertenece a una de las empresas de la familia Trump, y las extrañas escalas de vuelos militares cerca de un resort que el presidente regenta en Escocia. Desmintió también a su propio jefe de gabinete, Marc Short, que la semana pasada reveló que fue Trump quien sugirió a Pence que se hospedara allí.

De cualquier manera, parece haber indicios de que las frecuentes estancias de personal militar en las propiedades del presidente en Europa podrían suponer un grave conflicto de intereses. De hecho, según los primeros datos recogidos, desde el 2015 se han triplicado las paradas que las tripulaciones realizan en Escocia, una escala hasta ahora no habitual en los largos vuelos de las tropas. Del 2015 al 2019 los viajes del Comando de Movilidad Aéreo realizaron 936 paradas en el aeropuerto civil escocés de Prestwick y en 659 de ellas la tripulación también pernoctó. Estos números han ido en aumento gradualmente cada año, desde 95 paradas y 40 noches en el 2015 se ha pasado a 145 y 75 respectivamente en el 2016; 180 y 116 en el 2017; 257 y 208 en el 2018; y 259 paradas y 220 noches hasta agosto del 2019.

Uno de los casos más relevantes se produjo en marzo, cuando los siete integrantes de la tripulación de un avión de carga C-17 de la Guardia Nacional Aérea de Alaska en ruta hacia Kuwait se alojaron en el lujoso resort escocés de Trump, con una factura que incluía altos precios de bebidas y comidas que superaban con creces las dietas militares.

«Apariencia de impropiedad»

Aunque la Fuerza Aérea no ha hecho pública una respuesta oficial, su jefe portavoz, el brigadier general Ed Thomas señaló este lunes que todo indica que las estancias en el resort fueron conformes a las regulaciones oficiales. Sin embargo, dijo que no eran recomendables. En su opinión, cualquier sospecha de que el Pentágono pudiera estar enriqueciendo al presidente puede dañar el prestigio de las Fuerzas Armadas y por ello la USAF (Fuerza Aérea).

Thomas cree que hay que tener en cuenta la percepción pública de los contribuyentes. Lo que en el mundo de la burocracia se denomina «apariencia de impropiedad», canon ético que indica que, aunque algo sea lícito, algunas actividades de los funcionarios públicos puede ser percibidas como erróneas. Paralelamente, un comité del Congreso también investiga los casos amparado en la cláusula de emolumentos de la Constitución, que prohíbe explícitamente a funcionarios públicos, y en especial a altos cargos y al presidente, aceptar honorarios y regalos.