La guerra amenaza de nuevo a Colombia

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Iván Márquez junto a varios excomandantes en agosto del 2019 cuando decidió volver a las armas.
Iván Márquez junto a varios excomandantes en agosto del 2019 cuando decidió volver a las armas. Efe

Las FARC redobla su apuesta por la paz, tras el anuncio del disidente Iván Márquez de su vuelta a las armas desde la selva de Venezuela

30 ago 2019 . Actualizado a las 09:12 h.

Colombia vuelve a asomarse al abismo de la guerra. Luciano Marín, alias Iván Márquez, exnúmero dos de la guerrilla de las FARC, hizo pública ayer su decisión de volver a las armas. «Anunciamos al mundo que ha comenzado la segunda Marquetalia, bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo a levantarse en armas contra la opresión», anunció Márquez, refiriéndose al lugar donde nacieron las FARC en los años 60, en un vídeo difundido en la madrugada del jueves.

Colombia se despertó con una imagen que recordaba alguna de las etapas más funestas de la historia del país. Vestido de verde olivo, el insurgente Márquez, que se encontraba en paradero desconocido desde hace un año, se hizo rodear por una decena de guerrilleros en armas, bajo una bandera de las FARC.

Entre esos combatientes están otros tres importantes excomandantes, conocidos por sus alias: El Paisa, antiguo coordinador de una de las secciones más violentas de la guerrilla, y Romaña, exlíder del Bloque Oriental. Destacaba la presencia de Jesús Santrich, el excomandane acusado por un juzgado de Nueva York de haber incurrido en un delito de narcotráfico tras la firma del pacto de paz. Santrich fue liberado a la espera de juicio por el tribunal especial de paz (JEP), tras pasar un año en prisión preventiva. Dijo en un principio estar dispuesto a ser juzgado, pero se escapó de sus escoltas a finales de junio y volvió a la clandestinidad. En el vídeo se le puede ver junto a Márquez, fusil en pecho.

Márquez dijo encontrarse en el amazonas colombiano, pero diversas fuentes de inteligencia han filtrado en las últimas semanas que tanto él como Santrich se encontrarían en Venezuela.

«La historia registrará en sus páginas que fuimos obligados a retomar las armas», dijo Márquez en su alocución, denunciando que el Estado colombiano ha incumplido el proceso de paz y apuntando especialmente al asesinato de 500 líderes rurales y 150 ex combatientes de las FARC desde la firma del pacto de paz, a finales del 2016. Se refirió también a la, en su opinión, creación de procesos judiciales con pruebas falsas para encarcelar a los ex combatientes. 

El plan de paz, en entredicho

El vídeo cayó como una bomba sobre la sociedad colombiana. El proceso de paz nunca había estado tan amenazado. Instituciones como la JEP, puesta en entredicho desde su creación, y acusada por parte de los colombianos de haber propiciado la vuelta a la clandestinidad de Santrich, van a ver su funcionamiento aún más criticado.

«Hay que bajar esos acuerdos de la Constitución, capturar a esos bandidos donde estén, recuperar esta economía y profundizar la política social. ¡Mano firme contra esos bandidos es lo que necesita este país!», dijo el senador y expresidente Álvaro Uribe, líder de los sectores posicionados contra el acuerdo de paz y mentor del actual jefe de Estado colombiano, Iván Duque.

Los defensores de la paz temen que la decisión de Márquez empodere el discurso de los sectores proguerra del país. El partido político FARC, surgido en el 2017 tras la desmovilización de la guerrilla, llamó a la sociedad y a los exguerrilleros a seguir apoyando el proceso de paz. «Proclamar la lucha armada en la Colombia de hoy constituye una equivocación delirante», dijo Rodrigo Londoño, alias Timochenko, jefe de la agrupación y exlíder de la guerrilla. «Sentimos vergüenza y pedimos perdón al país por lo que han hecho Iván Márquez y los demás», añadió, destacando que el 90 % de los excombatientes siguen apoyando el pacto de La Habana.

Según la Fundación Paz y Reconciliación, que monitorea el conflicto colombiano, las disidencia estaría formada por 1.800 guerrilleros y 300 nuevos reclutas.

Esas tropas están divididas en varios grupos y en distintas zonas del país. No está claro que hayan sido capaz de coordinarse al encontrarse aisladas unas de otras. Varios expertos dudaron ayer de la capacidad militar de la disidencia encabezada por Márquez, que ayer dijo estar dispuesto a crear alianzas con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la mayor guerrilla de Colombia desde el 2017.